El debate sobre el papel de la informática en tiempos de la inteligencia artificial se intensifica, entre olas de despidos y fichajes flamantes, mientras emergen nuevas aplicaciones que incluyen aflorar el código escondido, RETINA repasa estas cuestiones de la mano del director de operaciones de GitHub, Kyle Daigle.
La pregunta del analista de riesgos Ian Bremmer sacudió a parte del sector tecnológico: «¿Es peor aprender a programar que tatuarse la cara?». El comentario llegaba en un momento convulso, marcado por oleadas de despidos que han convivido con fichajes muy mediáticos.
Las estadísticas del Federal Reserve Bank de Nueva York reflejan un desequilibrio llamativo: los recién titulados en ingeniería informática (7,5%), ciencias de la computación (6,1%) y sistemas de información (5,6%) presentan tasas de desempleo superiores a las de perfiles como periodismo (4,4%), filosofía (3,2%) o psicología (3,6%). Además, los jóvenes representan ya solo el 7% de las nuevas contrataciones en grandes tecnológicas, un 25% menos que en 2023, según la consultora SignalFire. En las startups la cifra desciende al 6%, en parte porque las compañías de Serie A son hoy un 20% más pequeñas que en 2020.
En este contexto, GitHub —la mayor comunidad de desarrolladores del mundo, con 180 millones de profesionales, 2,3 millones de ellos en España— vive su mejor momento. Su director de operaciones, Kyle Daigle, se ríe cuando escucha la provocación de Bremmer. “2025 ha sido nuestro año de mayor crecimiento: más de un desarrollador nuevo por segundo”, asegura desde su oficina en las afueras de Boston.
El nuevo papel de quienes programan
El impacto de la IA en el trabajo de los desarrolladores centra hoy un intenso debate. Entre el 20% y el 30% del código existente en los repositorios internos de Microsoft ya está generado por IA. Las sugerencias que ofrecen estos sistemas se aceptan en un 40% de los casos y la compañía aspira a que, en 2030, el 95% del código sea generado de manera automática. Las cifras son similares a las que reportan Google e IBM, y a las que han recogido consultoras como McKinsey y Accenture. Gartner prevé que en 2026 el 58% del código será asistido por IA.
En ese sentido, Daigle reconoce parte del diagnóstico de Bremmer. “La IA te guía en el proceso de alcanzar un objetivo, y ese enfoque es mucho más efectivo para aprender a programar que limitarse a estudiar en la universidad”, afirma. No se trata solo de vibe coding —dar instrucciones en lenguaje natural para que la IA genere el código—, sino de entender la lógica del software a partir de un propósito.
Si alguien quiere crear un videojuego, explica, la IA lo acompaña paso a paso: primero le pide diseñar un personaje, luego le indica qué elementos necesita y por qué. “Es un proceso más lento, pero realmente estás aprendiendo a programar desde la intención, no desde la mera semántica, que ha sido la base de la enseñanza desde los años 70”.
Durante los últimos meses, el gran proyecto de GitHub ha sido Agent HQ, una plataforma que integra desarrolladores y agentes de IA. “Cada vez más profesionales trabajan en una tarea en su IDE, dejan dos o tres encargos al agente de codificación y después los revisan, igual que harían con un compañero”.
El ser humano aún controla ese flujo de trabajo, “pero permite al agente de IA descubrir y encontrar exactamente lo que necesita construir, y no solo eso, sino también probar y revisar el trabajo. De esa manera, una vez terminado, es mucho más probable que funcione en el mundo real”.
En los últimos cinco años, incluso antes de la era de las herramientas de IA, los desarrolladores solo dedicaban el 20% de su tiempo a escribir código. “No sólo podemos hacer esa tarea más productiva, sino que podemos enviar a tres, cuatro o cinco agentes de codificación a trabajar”, apunta.
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