Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática

Foro UNIR sobre ‘IA y neurociencia: ética, regulación y retos en el equilibrio entre innovación y seguridad’

El Foro UNIR sobre ‘IA y neurociencia: ética, regulación y retos en el equilibrio entre innovación y seguridad’, celebrado en el marco del ciclo “Las Fronteras Actuales de la Transformación Digital en el Mundo”, reunió a expertos de primer nivel para abordar uno de los debates más urgentes de nuestro tiempo: cómo avanzar en inteligencia artificial sin comprometer la dignidad humana. La convergencia entre neurociencia, tecnología inmersiva y algoritmos plantea oportunidades sin precedentes, pero también desafíos éticos y regulatorios que Europa debe afrontar con decisión.

Desde la neurociencia aplicada hasta los dilemas éticos y regulatorios, el encuentro abordó los desafíos de una tecnología que avanza más rápido que las leyes. La privacidad mental, los neuroderechos y el impacto social de la IA centraron un debate que exige respuestas urgentes. Europa, con su enfoque humanista, busca liderar este nuevo paradigma.

El evento contó con la participación de Mariano Alcañiz, director fundador del Laboratorio de Neurotecnologías Inmersivas (LabLENI) y catedrático de Ingeniería Biomédica en la Universitat Politècnica de València; José Cepeda, europarlamentario y director del ciclo “Las Fronteras Actuales de la Transformación Digital en el Mundo” de UNIR; y Jorge Heili, periodista y moderador del encuentro.

Mariano Alcañiz abrió el debate con una exposición detallada sobre cómo la neurociencia y la realidad extendida (XR) se han convertido en herramientas claves para comprender el comportamiento humano. “La XR actúa como un laboratorio para el cerebro que nos permite entender mejor nuestros procesos mentales y nuestros comportamientos en diferentes situaciones, pero sin los riesgos del mundo real”, explicó.

Desde los años 90, su equipo ha utilizado entornos virtuales para tratar fobias como la claustrofobia, sentando las bases de la terapia de exposición con realidad virtual. Hoy, gracias a la inteligencia artificial, estos entornos se han sofisticado hasta convertirse en sistemas capaces de detectar síntomas de depresión o estrés mediante el análisis de datos psicofisiológicos en tiempo real.

“La IA ha sido un cambio radical, un game changer absoluto”, afirmó Alcañiz. Su laboratorio combina algoritmos de machine learning con sensores cerebrales y realidad virtual para desarrollar tecnologías empáticas que respeten la autonomía del usuario. Esta convergencia permite diseñar intervenciones más eficaces en salud, educación y bienestar digital.

Tecnología centrada en el ser humano

Uno de los ejes del foro fue la necesidad de diseñar tecnologías centradas en el ser humano. “La neurociencia nos proporciona guías para crear una tecnología más intuitiva, menos invasiva y adaptada a nuestras capacidades cognitivas”, señaló Alcañiz. Conocer los límites de la atención o la memoria permite evitar sobrecargas cognitivas y anticipar efectos no deseados, como la ansiedad o la adicción.

José Cepeda, desde su experiencia como legislador europeo, subrayó la importancia de incorporar esta visión humanista en la regulación tecnológica. “Queremos que el ser humano sea el protagonista, por encima de cualquier circunstancia”, afirmó. En este sentido, destacó el papel pionero de Europa en la protección de datos personales y la necesidad de avanzar hacia una legislación específica sobre neuroderechos.

Uno de los conceptos más innovadores del foro fue el de privacidad mental, definido como la protección de pensamientos, emociones e intenciones antes de que sean expresadas. “Ya no se trata solo de proteger datos personales tradicionales, sino potencialmente de proteger la actividad cerebral”, advirtió Alcañiz.

Este tipo de información, obtenida mediante implantes cerebrales o test cognitivos en realidad virtual, requiere estándares éticos y de seguridad aún más estrictos. “Debemos tratar la información cerebral como un material altamente sensible, con protocolos similares o incluso superiores a los de los datos médicos”, añadió.

El consentimiento informado, la anonimización de señales neuronales y el procesamiento local de datos son algunas de las medidas propuestas para garantizar esta privacidad. Sin embargo, Alcañiz fue claro: “El marco ético o jurídico europeo actual aún no está preparado para esto”.

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