Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática

López de Mántaras no cree que las máquinas sustituyan a los hombres en 30 años

Ramón López de Mántaras, director del Instituto en Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC, afirma en una entrevista con Tendencias 21 TV que las máquinas no sustituirán al ser humano en 30 años.

Como explica, la inteligencia artificial no es un carril de sentido único, sino una doble vía en la que la inteligencia humana inspira los sistemas robóticos, que a su vez pueden ayudar a entender cómo funciona nuestra mente.

La inteligencia artificial débil es aquella que «no se preocupa de cómo la naturaleza ha resuelto los problemas, sino que busca otras vías». Un buen ejemplo de ella sería el de las computadoras expertas en ajedrez.

La inteligencia artificial fuerte, por su parte, es aquella que pretende imitar al máximo los procesos mentales del cerebro humano. Es algo que no se puede alcanzar del todo, ya que «ninguna red neuronal artificial puede modelar computacionalmente la parte química del cerebro».

Los investigadores ven más perspectivas de futuro en esa ingeniería bioinspirada que les permitirá alcanzar «inteligencias artificiales generales» que, por ejemplo, no sean expertas solo en ajedrez, sino también y de manera lógica, en otros juegos como las damas.

La llamada «robótica del desarrollo» pretende además que los robots adquieran «conocimientos de sentido común, interactuando y experimentando con su entorno».

En la entrevista también se habla de las aplicaciones creativas que pueden desarrollar los sistemas de inteligencia artificial, en disciplinas como la música, las artes plásticas o incluso la danza.

Empresas

López de Mántaras ve como algo vital que las empresas de España, un país que está «a nivel europeo entre los diez países más potentes en inteligencia artificial», aumenten la demanda de soluciones basadas en este campo.

El entrevistado avisa de que la complejidad del cerebro impide algo tan burdo como copiarlo en un ordenador, y que los verdaderos problemas de la inteligencia artificial tienen que ver con la privacidad y el aspecto militar de los desarrollos. Rechaza así las perspectivas de futuro más agoreras, que predicen que en 20 o 30 años la inteligencia artificial desbancará por completo a los seres humanos.

El investigador niega este horizonte, y opina que se basa en un crecimiento tecnológico exponencial que es falso, pues en los últimos años, de hecho, ni tan siquiera se ha acelerado, sino al contrario.