Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática

Once estudiantes de Informática y Aeronáutica integran el equipo UVigo Motorsport

Equipo UVigo Motorsport | La Voz de Galicia

En uno de los pabellones de estudiantes del campus de As Lagoas, en un pizarrón blanco, debaten Antonio Quintela y Brais Fontán sobre el diseño de un monoplaza. Es el pequeño despacho que una delegación de once estudiantes de Ourense usa para su proyecto conjunto con alumnos de Vigo en la escudería UVigo Motorsport, que compite cada verano en la Formula Student. Esta competición internacional aglutina a universitarios de todo el mundo que muestran su talento en el desarrollo de coches eléctricos o de combustión que salen a circuitos como Montmeló o Hockenheim.

«El equipo de la Universidade de Vigo tiene cinco años y nosotros empezamos como colaboradores. Desde hace uno, somos miembros de pleno derecho», dice Alejandro Sanz, uno de los integrantes. Él estudia Aeronáutica, como otros seis compañeros. Los cuatro restantes cursan Ingeniería Informática y se incorporaron a inicios de curso. Gabriel Caride, Adrián González, Manuel Alonso, Ramón Otero, Francisco López, Xabier Calvo, Marco Reus y Anxo del Río completan la nómina de investigadores en As Burgas. Contando a los compañeros en Vigo, son un total de 35.

«Pero nos hemos encontrado a algún equipo en la Formula Student que llega a tener hasta 100», dicen. Es decir, que ellos compiten con un tercio de lo que otros poseen a nivel de recursos humanos. A menudo, durante algunos fines de semana, los miembros ourensanos del equipo se desplazan a Vigo para realizar los tests del monoplaza en el párking de Industriales. Los pilotos, además, salen del propio elenco de estudiantes. «Hay entre cuatro y cinco compañeros que suelen pilotarlo. Y este año, yo me presento para hacerlo», dice Álex sonriendo. En general, suelen hacerlo aquellos más experimentados, con trayectoria previa en ralis o karts.

La experiencia en Montmeló

Sobre la mesa de su estudio hay varias carpetas donde se ve la evolución del monoplaza en los últimos cinco años. El diseño, en muchas cosas, ha variado. «Y una de las áreas de trabajo donde más posibilidades es en la aerodinámica», agregan. El coche, como tal, pesa casi 250 kilos, funciona con gasolina y usa el motor de una motocicleta. Pero además, es necesario cumplir unos requisitos físicos para ir a bordo. Por ejemplo, estar por debajo del 1,70 de estatura y no superar los 70 kilos. O sí, pero eso implicaría ralentizar su recorrido, porque todo está medido al detalle.

En Montmeló, una de las citas a las que acudieron durante el pasado mes de agosto, el equipo de UVigo Motorsport se encontró con un universo diferente. «Fue algo impresionante. Y al final, es como una reunión con dosis de competición», indica Marcos. Se refiere a que, más allá de mejorar los tiempos del resto de los coches, en estas citas encuentran el aliciente para aportarse ideas entre todos los que acuden. «Allí había turcos, estadounidenses, ingleses… De todo. Y de todos se aprende algo nuevo para tu proyecto», señala Marcos.

Su esfuerzo para llegar hasta allí también está cuantificado. Álex estima que dedicaron al coche 3.833 horas de trabajo el año pasado entre Ourense y Vigo.

Ahora mismo, el coche está en fase de fabricación de cara a la próxima temporada. Las pruebas en túnel de viento se realizan con maquetas en un túnel de viento real y las simulaciones se ejecutarán por ordenador.

Los estudiantes se costean sus viajes a los circuitos, así como las quedadas en fin de semana

En los alerones y en el morro del monoplaza encuentran hueco los 80 patrocinadores que toman parte en el proyecto. Entre ellos están el Concello de Vigo y la Zona Franca de la ciudad olívica. En este sentido, los integrantes del equipo explican que la aportación de empresas se basa, fundamentalmente, «en la donación de materiales y piezas para elaborar el coche». El monoplaza, según indican los miembros del equipo, deberá poder ser capaz de realizar una de las pruebas de la Fórmula Student manera autónoma, la acceleration, de cara al año 2021, pero no tendría por qué ser autónomo en el resto de pruebas.

Técnicamente, el grueso de los gastos «se va en el coche», dicen los once estudiantes. Pero ellos también han puesto dinero de su bolsillo para acudir a las concentraciones de los fines de semana en Vigo y seguir evolucionando el coche. Dos de los miembros del equipo lo resumían con claridad: «Para nosotros es una afición. Hay quien se gasta el dinero en las copas del fin de semana y nosotros preferimos esto».

Por ahora, según los cálculos de los miembros del equipo, el coche ha alcanzado los 80 kilómetros por hora y creen que podría alcanzar los 160 de velocidad punta por las relaciones de marchas que utiliza. Sin embargo, el diseño de los circuitos y las pruebas realizadas están más enfocadas al testeo de los diseños «en trazados que parecen, un poco, una ratonera».

Fuente: La Voz de Galicia