Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática

Cuatro décadas de Informática en España – Reportaje El Mundo

De los primeros y mastodónticos ordenadores de los 70 a los ‘smartphones’ de los 2.000, los ingenieros con mayor tasa de inserción laboral reclaman mejor estatus

Muy poco queda ya de la esencia con la que nacieron los estudios universitarios de Informática en España, en 1977. Las cuatro décadas que en el presente año se cumplen de ese hito dejan en las antípodas la enseñanza que empezó a impartirse por aquel entonces para abordar el tratamiento automático de información llevado a cabo en ciclópeos equipos que sólo se encontraban al alcance de las mayores corporaciones y bajo el control de un número reducido de profesionales.

De aquella realidad que se inició únicamente en tres facultades, que acogieron a unos 600 alumnos, se pasó a otra con 70 centros, que hoy forman a más de 50.000 estudiantes en una carrera que goza del honor de tener la mayor tasa de empleo en el país.

En aquellos primeros años, la escasa familiarización con los ordenadores generó múltiples situaciones de confusión entre quienes se aventuraban a cursar estos estudios sin saber con exactitud qué encontrarían. «El desconocimiento era muy grande y se hallaban casos curiosos. Incluso, había gente de Ciencias de la Información que venía a estudiar esto», afirma Josep Fernández, decano de la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Cataluña. La institución barcelonesa fue una de las pioneras, junto a la Politécnica de Madrid y a la Universidad de Valladolid, con sede en San Sebastián, y que actualmente es la Universidad del País Vasco.

La irrupción de los computadores personales en la década de los 80 y, más tarde, la llegada de Internet y de los teléfonos móviles (mucho más potentes que aquellas grandes máquinas de hace 40 años) han creado una radiografía bien distinta de lo que fue. No sólo ha trazado una evolución constante en sus planes de estudio, sino que ha reconfigurado la imagen social de sus profesionales y la demanda de sus estudiantes en las distintas etapas de vida de la carrera.

De la ofimática a la Inteligencia Artificial

«Antes se confundía la figura del informático con la ofimática, es decir, se le veía como a ese que instala sistemas operativos. Ahora, todo el mundo es consciente de que esto es mucho más. Eso se ha debido al boom de la Inteligencia Artificial y a dos aspectos: los avances tecnológicos y la transversalidad de la robótica en ámbitos como la banca o la logística», explica Ernesto Pimentel, presidente de la Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática (Coddii).

El perfil del informático se ha ampliado y dinamizado de tal forma que en la actualidad su figura es omnipresente, como se deduce de las palabras de Irene Piñuela, presidenta de la Reunión de Estudiantes de Ingenierías Técnicas y Superiores en Informática (Ritsi): «Antes se tenía la visión de que el informático era quien hacía el programa, pero hoy, en cualquier empresa faltan ingenieros para diseñar, programar y organizar los equipos. Cada vez se ven más los pequeños matices».

Aunque los datos de empleabilidad siempre han sido un punto fuerte de esta carrera, las cifras actuales refuerzan el gran valor de sus salidas laborales en la última década, marcada por el desempleo. Así lo constatan los estudios oficiales más recientes del Ministerio de Educación, correspondientes a los egresados en 2010 y que indican que el nivel de afiliación a la Seguridad Social cuatro años después de finalizar los estudios es del 78%; una cifra notable que supera en más de seis puntos a otras titulaciones con altas tasas de empleo, como las propias de la rama de la salud (71,7%) o de la administración y los negocios (68,7%).

Igual de llamativo resulta que la informática sea el ámbito con un mayor porcentaje de empleo indefinido, el 72%, en el cuarto año después de salir de la Universidad. De todos los egresados del ramo, el 60,2% ocupa un trabajo acorde a su nivel formativo, con sueldos que, según admite Josep Fernández, están bien retribuidos, aunque, matiza, esto «depende mucho de los convenios con instituciones públicas y empresas».

Menos estudiantes, mejor colocados

Pero estos datos no siempre han venido acompañados de una exigencia acorde para acceder a la titulación. Tras largos años de una demanda creciente para cursar estudios de informática, la entrada del siglo XXI concuerda con un descenso sustancial de estudiantes que provocó que, en Ingeniería Informática, la nota de corte quedara estancada en una media mucho más pobre, de apenas un 5,5 sobre 10.

Tanto el propio presidente de la Coddii como Josep Fernández coinciden en constatar una etapa de «desilusión» que se mantuvo durante más de una décadadespués de que la carrera llegara al máximo de estudiantes, entre 2002 y 2003. A partir de ese momento, el número de alumnos comenzó a decrecer a un ritmo cercano al 6% anual. Esta situación fue generalizada en el resto de Europa y en Estados Unidos, donde todas las carreras del ámbito tecnológico empezaron a tener menos demanda.

Aunque ambos aseguran que no existe una razón clara que explique este fenómeno, Pimentel apunta a un hecho coincidente: «Esta bajada pudo estar provocada por el estallido de las empresas online, muy fáciles de montar. La accesibilidad de Internet multiplicó este tipo de negocios, hubo una burbuja y, cuando eso explotó, se vio un creciente desinterés por la materia». Tal como señala, el fracaso de muchas compañías digitales pudo provocar que el atractivo de la informática decayera, y que se generara un cierto desprestigio social. «Llegó un momento en que se estabilizó, hace seis o siete años. Y ahora está otra vez repuntando», apostilla Pimentel.

En esta reciente escalada de la nota media, Piñuela considera que la ramificación de grados de Informática fruto del avance tecnológico y el aumento de perfil vocacional de las nuevas generaciones

Hegemonía masculina

La imagen social que se ha instalado en la formación en informática ha repercutido de manera muy significativa en el tipo de estudiantes que acceden a ella. Mientras Josep Fernández cree que existe una idea moldeada de friki en la cultura popular, Irene Piñuela y Ernesto Pimentel se refieren al cambio de denominación que se produjo en esta titulación para argumentar un fuerte descenso del número mujeres entre sus estudiantes. Los estudios de licenciatura y diplomatura se sustituyeron por las ingenierías e ingenierías técnicas en Informática en el año 1990. Según cuentan, la visión extendida de que esta denominación estaba más enfocada al género masculino ha reducido el atractivo para mujeres.

Informes de Informatics Europe y del Ministerio de Educación muestran un descenso del 15,5% en la presencia femenina durante 2011, y un 12,17% en 2016. La situación de estas tendencias en los estudios de Informática es generalizada en toda Europa, y el desinterés por parte de las chicas se produce ya desde el Bachillerato. «Son muy pocas las que optan por bachilleratos tecnológicos», dice Pimentel. Para paliar este problema, ya existen algunos proyectos, como Mujer e Ingeniera, que nacen de la preocupación por la escasez de mujeres en este ámbito.

Sin embargo, la lucha actual que se libra en la carrera de informática se condensa en la falta de regulación de las atribuciones profesionales de los informáticos, algo que impide que ésta sea una profesión adecuadamente protegida. A pesar de que en 2009 se llegó a un acuerdo en el Consejo de Universidades para homogeneizar los estudios, la falta de una orden ministerial implica que se hayan mantenido diferencias, desde el punto de vista académico, entre la carrera de informática y el resto de ingenierías. Ésa, arguye Josep Fernández, es la asignatura pendiente de esta materia que, 40 años después, presume de ser de las pocas en las que «puedes estar trabajando antes de salir de la Universidad».

Fte: http://www.elmundo.es/f5/campus/2017/10/18/59e643dde2704ec9438b45fa.html