La de Unai Extremo (1978) es la historia de un joven de Basauri que se convirtió en un emprendedor pionero en realidad virtual. Estudió Ingeniería Informática en la Universidad de Deusto y poco después de licenciarse fundó su propia firma, en 2004, junto a otros dos exalumnos. Está en Basauri y tiene ahora medio centenar de empleados.
Entonces no existían todos los programas de formación y ‘mentoring’. Pretendieron hacer de la realidad virtual una tecnología accesible y fácil de usar por todas sus potencialidades. Desarrollaron para ello su propia plataforma, Viroo, (Virtualware Inmersive Room) para la creación de salas de realidad virtual, muy utilizada ya por instituciones educativas y empresas. Por ejemplo, los estudiantes de ingeniería pueden, desde una sala y con los óculos, ‘subir’ a examinar el motor de un aerogenerador.
Una tecnología que cada vez es más utilizada. «Grandes empresas están apostando por esta tecnología. El futuro de la realidad virtual es prometedor y será común que se utilice en parte de los procesos de formación», expuso ayer Extremo. También tiene aplicaciones sociales: la empresa ideó ejercicios de rehabilitación para pacientes con enfermedades neurodegenerativas, lo que permite «reducir la saturación de los centros de salud».
Fuente: El Correo