Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática

La ‘app’ para la bicicleta que puede multar a los coches (y salvar a los ciclistas)

App Bike Distance - El Confidencial

Bike-Distance es el nombre de la aplicación cuya finalidad es la de medir la distancia exacta que existe entre el ciclista y el vehículo que lo adelanta. Se trata de un ‘software’ que se conecta por Bluetooth a un dispositivo independiente colocado en la bicicleta, que será el encargado de medir, a través de sensores, la distancia existente y que ha sido ideado por la Escuela Superior de Ingeniería Informática de la Universidad de Vigo en colaboración con la Fundación ADO Moure Pro Deporte.

Por el momento, la aplicación se está desarrollando y probando principalmente en dispositivos Android, si bien, sus creadores confirman que en breve también estará disponible para usuarios de iOS. Actualmente se está testando en cada una de las comunidades autónomas españolas y en un futuro cercano se prevé que puedan disponer del dispositivo y la ‘app’, al menos, un ciclista en cada provincia, antes de sacarlo de forma pública y masiva.

Es capaz de detectar infracciones

El dispositivo que se debe acoplar a la bicicleta, y que deberá adquirirse además de la ‘app’, mide la distancia exacta entre un ciclista y el vehículo que lo adelanta; si este lo hace a menos de 1,50 metros, los datos se transmiten al móvil y se registran en la aplicación. Esta es solo la primera parte de este proyecto, dado que la segunda abarca la instalación de una cámara, que está conectada al GPS de la propia aplicación y que permitirá sacar una fotografía de la matrícula y ubicar, en hora y lugar, el momento de la posible infracción.

Una vez que ha sido testado favorablemente, «ahora toca seguir mejorando su integración para el funcionamiento en un dispositivo único con la incorporación de una cámara de vídeo al sistema», señala a El Confidencial, Carlos Moure, uno de los principales implicados en el proyecto, quien afirma, además, que desde el momento en el que han empezado las pruebas y hasta el mes de diciembre, ya llevan tramitadas ante la Dirección General de Tráfico (DGT) más de 6.000 denuncias.

Los próximos avances de esta herramienta pasan por la integración de todo el sistema operativo en un único dispositivo y ya el siguiente paso será lograr su fabricación para poder ponerlo a disposición de todo aquel que lo desee. Moure resalta que el «único y principal objetivo es contribuir a rebajar la cifra de muertos y heridos en los colectivos de ciclistas y peatones», ya que afirma que si la gente se parase a consultar el histórico, vería «que esta cifra es insostenible. Pero esto, año tras año, pasa desapercibido».

El máximo responsable de la Fundación ADO Moure Pro Deporte, el orensano Carlos Moure, también asegura no tener «ninguna duda de que el futuro de la seguridad vial de los ciclistas pasa por la autoprotección«. Esta misma dirección es la que señala la Red de Policías Europeas de Tráfico (TISPOL) en un comunicado reciente, donde afirma que para revertir la tendencia de siniestralidad se ha de hacer un cambio radical en las políticas de seguridad vial y favorecer el uso de tecnología que implique la participación de la ciudadanía y que esta colabore para expulsar a los infractores de la carretera.

Podrá tener validez legal

Aunque será necesario que la DGT autorice su uso para poder incoar expedientes sancionadores y, con ello, se facilite su incorporación en las bicicletas, tanto la Fundación como la Universidad de Vigo ya han hecho pruebas con resultado positivo en un laboratorio oficial de Metrología. De tal modo que en el «momento que sea necesario e imprescindible contará con el certificado oficial, por lo cual quedará equiparada, a todos los efectos, exactamente como cualquier herramienta que utilizan las fuerzas y cuerpos de seguridad en el control del tráfico», apunta Moure a este diario.

Sin embargo, el presidente de la Fundación afirma que: «la DGT, con María Seguí y posteriormente con Gregorio Serrano al frente, nos han puesto todos los impedimentos para poder poner en marcha esta iniciativa y, ciertamente, no le encontramos explicación posible a esta falta de apoyo para dar a conocer esta posibilidad. Esperemos que ahora, cuando se forme el nuevo gobierno, el director de la DGT cumpla con su obligación de velar por la vida de los más vulnerables en carreteras y vías públicas, que en estos momentos somos los ciclistas y los peatones».

La Real Federación Española de Ciclismo y sus 17 federaciones autonómicas tampoco se lo ponen fácil, dado que el orensano afirma que su «inacción y falta de empatía con este proyecto han sido desoladores. Después de cinco años solicitándoles, por activa y por pasiva, que cumplieran con sus obligaciones de velar por la seguridad de sus asociados, tal como reflejan sus estatutos aprobados por todo el colectivo ciclista, tanto en la campaña ‘#porunaleyjusta’ como en el lanzamiento de la plataforma de denuncias, su disponibilidad, implicación y participación ha sido completamente nula«.

La idea surgió en 2014

La idea de crear este dispositivo surgió en diferentes reuniones con la DGT anteriores a la Mesa Española de la Bicicleta en 2014. En ellas se trasladó a la Fundación que preside Moure «que para cumplir con los requisitos exigidos por ley y poder incoar los expedientes sancionadores, era imprescindible contar con un dispositivo que midiera la distancia real y exacta de separación en el momento del adelantamiento, y este debería disponer del correspondiente Certificado Metrológico«.

Durante los años siguientes, la Fundación mantuvo contactos con diversas administraciones públicas y organizaciones privadas para desarrollar este dispositivo, pero no lograron captar los fondos necesarios para poder iniciar su diseño y comenzar con la puesta en marcha del proceso. El trabajo no se pudo iniciar hasta el año 2017, cuando se lo plantearon a la Universidad de Vigo a través del catedrático de la Escuela Superior de Ingeniería Informática, D. Manuel Pérez Cota, quien ha sido el artífice de la creación.

Sin embargo, los creadores del dispositivo han tenido que ir lidiando con la DGT desde el inicio del proyecto, dado que aseguran que cuando le plantearon en 2014 la puesta en marcha de esta iniciativa fue con la intención de que la institución se encargara de desarrollarla «tal y como es su obligación». Pero afirman haberse encontrado con todos los obstáculos posibles, algo que achacan a la intención de la DGT de que estos abandonasen la iniciativa y, por tanto, «han sido cinco años perdidos en el laberinto administrativo«.

Pero Moure asegura que a pesar de ellos y de todos los inconvenientes que les ha puesto Tráfico, han ido avanzando y logrando salvar todos los obstáculos con sus propios medios y, ahora que tienen la herramienta que les solicitaban, «resulta que ya no es ni imprescindible ni necesaria» para la DGT.

Fuente: El Confidencial