ENTREVISTA a Alexander Mendiburu, Decano de la Facultad de Informática de la UPV/EHU, en el periódico DEIA.
La de Donostia fue una de las tres primeras facultades de Informática en el estado. Y cuatro décadas después sigue reinventándose para formar a los ingenieros que diseñarán el futuro. Su decano no se atreve a avanzar lo que veremos, pero asegura que viene «a toda velocidad».
¿Hay alguna facultad que haya tenido que reciclarse más?
-Los estudios de Informática tienen 40 años, que no es nada en comparación con otros, pero los cambios han sido enormes.
¿Por ejemplo?
-La tecnología. Hoy en día tenemos dispositivos como los teléfonos móviles, con capacidades similares o superiores a las de un PC de hace diez años. En cuanto a las comunicaciones, en quince años hemos pasado a tener conexiones mil veces más rápidas.
La de Donostia es una de las tres primeras facultades del Estado junto a las de Madrid y Barcelona. Cuando las cosas van tan rápido, si quieres seguir siendo alguien te tienes que poner las pilas. ¿Cómo están ahora?
-En 2017 llevamos a cabo un proceso de reflexión estratégica. Como universidad pública siempre nos ha preocupado formar profesionales con una base muy sólida. Para poder seguir el ritmo vertiginoso de la informática es imprescindible tener una buena base que nos permita adaptarnos a los cambios tecnológicos.
Cambios que van a ser constantes.
-Efectivamente. Pero si la base informática, conocimientos de programación, matemáticas, arquitectura… es buena, si se comprende cómo funcionan los ordenadores, los sistemas y las comunicaciones, podremos asimilar rápidamente los cambios; por ejemplo, aprender un nuevo lenguaje de programación. Por ello, los primeros cursos están diseñados para proporcionar unos cimientos sólidos.
Eso chocará con las expectativas de quienes lleguen…
-Inicialmente sí. De hecho, cuando llegan esto es lo que les sorprende. Se les informa, se les pide un poquito de paciencia y, poco a poco, en el segundo curso, empiezan a ver ámbitos de comunicaciones, de sistemas, de programación, de métodos estadísticos…. Es a partir de tercero cuando se elige la especialidad que más le atrae.
¿Qué ha cambiado en su facultad fruto de esa reflexión de 2017?
-Constatamos que en los últimos diez o quince años, los diferentes grupos de investigación de la facultad habían ido desarrollando sus actividades en el ámbito del análisis de datos [Big data], la visión por computador, el procesamiento del lenguaje natural o la robótica. Es decir, que estábamos generando conocimiento en ramas asociadas al ámbito de lo que hoy en día conocemos como Inteligencia Artificial. Y tomamos la decisión de diseñar un grado nuevo, en Inteligencia Artificial que se pondrá en marcha en septiembre, para el curso 2020-21, con una oferta de 40 plazas. Pese a que aún no está abierto el plazo de inscripción [se hará en breve] hemos recibido múltiples consultas solicitando información. Es un grado con muchas oportunidades.
¿Hay paro en la informática?
-No hay paro en informática. Existe una necesidad urgente por parte de empresas y entidades. A modo ilustrativo, nuestra facultad tiene acuerdos con cerca de 100 empresas para la realización de prácticas voluntarias y anualmente ofertan en torno a 200 prácticas, quedando la mitad de ellas desiertas. Y esta misma tendencia se repetirá para la Inteligencia Artificial.
Informática es una ingeniería más pero parece que antaño no tuviese esa consideración y resulta que hoy, el resto de ingenierías confluyen hacia la ingeniería informática.
-La revolución tecnológica está cada vez más presente, los sistemas son más complejos, y los responsables de las entidades y empresas se han dado cuenta de que necesitan profesionales con formación específica. Capaces, además, de interactuar con profesionales de otros perfiles, como ingenierías industriales o electrónicas.
Que han estado más de moda…
-Sí, sí. Está relacionado, en gran medida, con el tipo de empresas que tenemos, pero informática es una carrera que tiene mucho tirón. El pero que tenemos, y trabajamos para tratar de cambiar la situación, es el poco interés que los estudios de informática suscitan en las chicas. Y no es un hecho aislado, sino a nivel mundial.
¿Y hay una explicación para esto?
-Los motivos no están claros. Quizás los estereotipos suelen asociarse a una persona que está solo relacionada con el ordenador, en un sótano….
¿Frikis? ¿Es usted un friki?
-Quiero pensar que no. Los informáticos son gente de lo más normal.
¿Qué nota es necesaria para entrar?
-No existe de momento nota de corte en convocatoria ordinaria. Dada la necesidad de profesionales, los estudios se ofrecen en muchas universidades y campus. En la UPV/EHU, además de la Facultad de Donostia, también se oferta un grado en Bilbao y en Gasteiz, para impedir, por ejemplo, que situaciones económicas desfavorables limiten las opciones de quienes quieran cursar estudios. Y aparte de la pública, también está la privada.
Esto nos lleva a la competencia.
-Por eso ese proceso de reflexión. Siempre hemos sido, y lo digo humildemente, referencia en el ámbito de la informática y queremos seguir siéndolo. Son grupos de investigación consolidados, con proyección internacional. En un entorno tan cambiante, tener grupos que investigan dos pasos más adelante hace que sus conocimientos se trasladen a diferentes asignaturas, sobre todo optativas, que permitirán a los estudiantes formarse en tecnologías muy actuales.
En muchas carreras se dice que un grado sin máster sirve de poco. Pero en Informática no sucede eso y parece que sin hacer el máster cualquiera se coloca a trabajar.
-Efectivamente. Teniendo en cuenta la demanda actual, los graduados se pueden incorporar rápidamente al mercado laboral.
¿Es algo vocacional la informática?
-Estudiar una carrera universitaria porque está «mal visto» no tener estudios universitarios, sin otro motivo, me parece un error. Una vez finalizados los estudios comenzarás un recorrido laboral de 40 años y si tu profesión no te gusta, difícilmente vas a progresar como profesional. La UPV/EHU y el Gobierno vasco están desarrollando acciones para mejorar la orientación que reciben los estudiantes de bachillerato, con el fin de ayudarles a acertar con sus futuros estudios.
¿Y la relación con el sector privado?
-Uno de nuestros ejes de actuación principal es mantener una relación directa y fluida con las empresas. Gracias a ello, los estudiantes pueden realizar prácticas desde segundo curso. Además, en 2019 hemos inaugurado tres aulas universidad-empresa con entidades y empresas que han mostrado su compromiso con la facultad: Eurohelp, BCAM o Innovae. Esta última, por ejemplo, es una empresa puntera en el ámbito de la realidad virtual y aumentada. Estas tecnologías se están implantando en varios ámbitos y traen consigo una revolución.
¿Algún ejemplo?
-En la realidad aumentada, un usuario podrá visualizar a través de un dispositivo como podrían ser unas gafas, una parte del mundo real sobre la que se superpone información gráfica. En un entorno industrial podríamos recorrer con la vista una cadena de montaje recogiendo información en tiempo real sobre el estado de diferentes máquinas y sensores.
¿Y eso ya lo tienen?
-Suena futurista pero es presente. Y es una oportunidad docente que no podemos perder. Es decir, tenemos que ayudar a formar profesionales capaces de trabajar y desarrollar estas tecnologías.
Fuente: Deia