Jesús Miguel Torres es profesor y doctor en el área de Ingeniería Informática y de Sistemas. Dirige el máster de desarrollo de videojuegos en la Universidad de La Laguna. Empezó como muchos en su sector, interesándose en el campo de los videojuegos, sin embargo, encaró su carrera en la ingeniería lo que lo llevó a la docencia de ingeniería y proponer la creación de un máster.
«Actualmente existe un aumento tanto de ofertas como de formación en el sector de los videojuegos dentro de Canarias», asegura. Algunos ejemplos de ello son: la formación profesional en el instituto de César Manrique, las academias para desempleados y los centros de aprendizaje para niños.
En su propio máster aporta un aprendizaje centrado en «la programación tecnológica» lo que equivale al «área de gameplay programmer«. Además, adaptan parte de la enseñanza en el diseño. Sin embargo, no siempre un buen programador será buen diseñador, no se tiene intención de «abarcarlo todo» ya que son «mindsets distintos», señala. La única condición que se solicita para poder ingresar es tener «estudios o experiencia en la programación», asegura. En cuanto al contenido, se trata de un temario que suele actualizarse constantemente debido a los cambios en el programa Unreal Engine, desde el que trabaja el alumnado.
El estudiantado suele tener dos opciones al terminar este estudio «desarrollan sus propios proyectos indies con grupos de cinco o seis personas o ingresan en estudios de empresas que cuentan con 200 profesionales», explica. La mayoría del sector de los videojuegos buscan programadores ya que «los programadores se demandan y se pagan muy bien», añade. Aunque los seniors, personas con muchos años de trabajo, escasean. «No llevamos tiempo suficiente formando profesionales seniors e incorporarlos desde la penínsulas es muy costoso, ya que también tienes que trasladar a su familia», afirma.
En el futuro espera que el máster crezca ya que su top reside en veinte personas. Su forma de publicitar el año de estudio se basa en «participar dentro de los eventos dedicados a videojuegos como la Game Jam o charlas con el estudiantado de ingeniería». Una de sus virtudes, aclara, es lo económico de su precio ya que se trata de un «máster oficial» por lo que no supone un gasto demasiado costoso.
Miriam Cabrera Galván tiene 27 años, es graduada en ingeniería informática con mención en Ciencias de la Computación en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Actualmente cursa un máster de diseño y experiencia de usuario en la Universidad de La Rioja. Reside en las Islas pero trabaja en un ámbito internacional, concretamente en una empresa de videojuegos llamada Akupara Games, residente en Los Ángeles, California y en la que lleva entre siete y ocho meses trabajando. Además, es profesora y colaboradora en el máster de diseño de videojuegos de la Universidad de Cataluña.
Miriam Cabrera es freelancer, su trabajo se centra en crear y colaborar en proyectos para otras empresas, algunas de ellas localizadas en el extranjero. «Yo me dedico al desarrollo de videojuegos desde cero, trabajo con prototipos para que puedan llegar a producción», apunta.
Acerca de las ventajas que le ofrece su empleo destaca que lo mejor del mundo de los videojuegos es «la diversidad de temáticas para abordar, sobre todo en proyectos indies, donde tienes la libertad creativa para desarrollar títulos diferentes a los comerciales, no sólo a nivel artístico también en diseño y concepto». También desataca la implicación emocional que los videojuegos pueden mantener con las personas simplemente «por el hecho de divertir», una de los motivos para trabajar en la industria es «el descanso y entretenimiento que los videojuegos pueden aportar», afirma.
En el prisma del freelancer subraya que es una profesión con más características positivas que negativas ya que ofrece «poder colaborar en diferentes proyectos y títulos lo cual es muy positivo ya que te permite progresar, no sólo en conocimiento y aprendizaje también en tu ámbito profesional». Otro elemento que destaca es la diversidad de personas y asociaciones que aportan y mejoran la industria cada día. Por último, menciona que el sector permite abarcar muchas disciplinas lo que se traduce en «poder colaborar con gente que ha estudiado arquitectura, ingeniería de diseño industrial…». Esto permite «enriquecer tu visión del Mundo», resalta.
Sobre las desventajas de su profesión afirma que «el sector de los videojuegos no se caracteriza por ser un sector de grandes sueldos ni de gran estabilidad laboral». Otro punto negativo es el crunch, las largas jornadas laborales que experimentan las personas implicadas en la industria «yo he tenido que trabajar con horarios de sesenta horas, pero intento que no sea lo usual, suelo colaborar en empresas donde este tipo de prácticas estén totalmente prohibidas o hacer que elijan entre pagarme esas horas extras u ofrecerme días libres».
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