Catedrática en el Departamento de Computación de la Facultad de Informática de la Universidade da Coruña, directora del Laboratorio de Bases de Datos y ganadora del Premio Nacional de Informática, Nieves Rodríguez Brisaboa es toda una rara avis en una de las titulaciones más masculinizadas del catálogo. Con motivo del mes de la mujer y la ciencia, la docente reflexiona sobre los motivos por los que el grado resulta tan poco atractivo a la mayoría de mujeres.
Formó parte de una de las primeras promociones de Informática cuando la titulación se implantó en A Coruña.
Sí, me gradué con la primera promoción. Primero era una carrera de tres años, una diplomatura, después pusieron la carrera de cinco años, y mi promoción pudo continuar los otros dos.
Tras toda la vida en la Facultad de Informática como estudiante, docente e investigadora, ¿cómo ha evolucionado el volumen de mujeres en la rama?
Ha evolucionado a peor. Cuando estudiaba, calculo que éramos entre el 25% y el 30% de mujeres. Era una diplomatura, y la percepción que había era como si fuese una especie de Empresariales con máquina, se veía como una alternativa viable para chicas, no tenía la carga de masculinidad que tiene hoy. El título que daba lugar a los estudios de informática se llamaba en unos sitios licenciado en Informática, y en otros, ingeniero informático. En un momento determinado, se unificó como la segunda, con mismo profesorado y mismo plan de estudios. El hecho de que se llamase Ingeniería, y no Licenciatura, hizo caer el número de alumnas mujeres una barbaridad.
¿Puede ser uno de los motivos que provocan las bajas cifras de alumnado femenino hoy?
Sí. No sabemos lo que habría pasado si se siguiese llamando Licenciatura, pero sí sabemos lo que pasó. El hecho de que se le llamase ingeniería espantó muchas vocaciones femeninas.
También influyen muy negativamente los tópicos que pesan sobre el perfil del informático.
Absolutamente. El cambio de nombre influyó, de acuerdo, pero lo que es absurdo es que a día de hoy haya menos mujeres matriculadas en Ingeniería Informática que en cualquier otra ingeniería. Eso se explica, en mi opinión, por que el estereotipo de informático igual a friki está repercutiendo en que se matriculen tanto chicos como chicas, que buscan algún día ser jefes y líderes. Es como si la imagen pública del informático fuese la de una persona que trabaja un poco al margen de la empresa, en un sótano, que no le importa el dinero, que trabaja contra el capitalismo. La gente escoge otras ingenierías porque parece que tienen más prestigio.
Es paradójico, teniendo en cuenta que investiga en el Centro de investigación en el sector TIC (Citic), que tiene como bandera su estrecha colaboración con el mundo empresarial.
Efectivamente. A veces, los estereotipos pueden tener algo de verdad. En el caso de Informática, no puede ser más falso. Un ingeniero informático tiene que ser una persona con cualidades y capacidades que son todo lo contrario al estereotipo. Debe ser una persona con grandes capacidades de comunicación, de entender las necesidades de los usuarios, de gestionar equipos, de coordinar esfuerzos. Empatía, comunicación, trabajo en equipo, liderazgo… eso no lo puede hacer una persona en un sótano, se necesita un equipo de muchas personas que tiene que entender el problema y hacer un trabajo coordinado. Si se supiese cuáles son las cualidades reales que necesita una persona para convertirse en un buen profesional en Ingeniería Informática, más mujeres se verían reflejadas en ellas.
En la Universidade da Coruña existe una gran segregación vertical, hay más alumnas mujeres pero las catedráticas son minoría.
Las feministas llamamos a eso efecto tijera. La presencia femenina es muy grande en el principio de la tabla, pero según sube el nivel de cualificación, aumenta la presencia de hombres. Los datos no arrojan muy bien el resultado, porque muchas de las que ahora somos catedráticas, estudiamos Informática cuando todavía no estaba tan masculinizada.
¿Cabe esperar que, en unos años, haya muchas menos?
Exactamente, va a haber muchas menos. Ya somos pocas profesoras y catedráticas ahora, pero si coges alumnas de doctorado, es algo escasísimo.
En una carrera como esta, con una inserción laboral casi total, es prioritario captar alumnado del género que sea.
No es que haya inserción laboral, sino que hay déficit de informáticos brutal. No se avanza más deprisa en la resolución de problemas tecnológicos porque no hay informáticos. Si una empresa quiere un informático, se lo tiene que quitar a otra empresa. Hay empresas grandes comprando empresas pequeñas solo para quedarse con su personal. Nuestro alumnado tiene notas de corte bajas, no es una carrera que a la gente le apetezca.
Fuente: La Opinión A Coruña