Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática

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La catedrática de la UPO Alicia Troncoso, Premio Nacional de Informática SCIE-FBBVA

Alicia Troncoso Lora, catedrática de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad Pablo de Olavide, ha sido galardonada en la edición 2024 con el Premio Nacional de Informática de la Sociedad Científica Informática de España (SCIE) y la Fundación BBVA. La candidatura fue propuesta por el director de la Escuela Politécnica Superior, Luis Merino Cabañas, en nombre de la Junta de Escuela.

La investigadora de la UPO, y presidenta de la Asociación Española para la Inteligencia Artificial, ha obtenido el premio en la categoría Aritmel “por sus contribuciones en el área de la IA, principalmente en el desarrollo de métodos de aprendizaje automático y profundo, y sus aportaciones relevantes a la sociedad mediante proyectos de transferencia implantados con éxito en la industria”.

El Premio Aritmel, una de las cuatro modalidades de los Premios Nacionales de Informática, es concedido por la SCIE y la Fundación BBVA a investigadores o investigadoras que hayan realizado aportaciones científicas particularmente significativas en el área de la ingeniería informática. El premio toma el nombre del aritmómetro electromecánico, una de las primeras calculadoras digitales diseñada por Leonardo Torres Quevedo completando ideas de Charles Babagge.

Alicia Troncoso Lora

Doctorada en 2005, con una tesis premiada por la Fundación Endesa como mejor labor investigadora de las universidades andaluzas en el área de conocimiento ‘Técnica’, ese mismo año se incorpora a la Universidad Pablo de Olavide como profesora de Lenguajes y Sistemas Informáticos (LSI) y contribuye a la creación de la Escuela Politécnica Superior de la UPO. Su formación postdoctoral la realizó en universidades de EE.UU. — Universidad de Columbia (Nueva York), Universidad de Colorado en Boulder y Universidad de California en San Diego—. Desde 2018 es catedrática del área LSI en la Universidad Pablo de Olavide.

Además de su labor investigadora, Alicia Troncoso ha desempeñado cargos de responsabilidad en la gestión universitaria del campus UPO. Fue la primera secretaria del Departamento de Deporte e Informática y directora adjunta del mismo entre 2007 y 2009. En la Escuela Politécnica Superior ha sido responsable de Calidad y Coordinadora Académica del Grado en Ingeniería Informática. Ha sido miembro de la Comisión de Doctorado del programa Biotecnología, Ingeniería y Tecnología Química y vicerrectora de Tecnologías de Ia Información entre 2009 y 2020. Actualmente dirige el Máster Oficial en Ingeniería Informática y preside la Asociación Española para la Inteligencia Artificial (AEPIA), desde 2021.

Como investigadora lidera el Data Science and Big Data Research Lab desde su creación, donde ha participado en un total de 53 proyectos de investigación, en 16 de ellos como investigadora principal (IP), y 9 de ellos internacionales, siete proyectos europeos y dos iberoamericanos. Cuenta con 145 artículos indexados en Scopus, que incluyen 79 revistas indexadas en JCR y sus publicaciones han recibido 5156 citas en Google Scholar.

Alicia Troncoso es miembro del consejo asesor de la Agencia Digital de Andalucía de la Junta de Andalucía, y miembro del consejo asesor del Club Data Ethic desde 2023. Como experta en IA, ha contribuido de forma notable a su divulgación, con presencia continuada en foros empresariales, sociales y jurídicos, además de en medios de comunicación de ámbito nacional y regional.

Fuente y fotografía: Universidad Pablo de Olavide

Así quiere que las máquinas puedan ‘leer’ música este investigador informático español

A sus 30 años, Jorge Calvo es una referencia mundial en reconocimiento óptico de música. Ha asentado las bases de un nuevo enfoque que usa ‘machine learning’ para entender las partituras como un todo.

María Climent – Innovadores

Qué riqueza la de la escritura musical. Sobre un lienzo de cinco líneas bailan las notas con sus figuras, puntillos, pausas… Las claves marcan el arranque de un vaivén de acordes, compases, alteraciones… Qué distinta al lenguaje escrito, con su evidente estructura secuencial. Y cuando la música escrita viene del pasado, las diferencias se vuelven más patentes. Incluso existen tesoros que hoy nadie es capaz de descifrar. Piezas centenarias con una notación obsoleta e inescrutable; pero tan valiosa… Ese es el reto del investigador español Jorge Calvo, que está ‘enseñando’ a la inteligencia artificial a ‘leer’ música, del siglo que sea.

Llegó al reconocimiento óptico de música casi por casualidad, un campo que cuenta con solo un par de decenas de expertos a nivel mundial y, a pesar de su juventud, pronto se convirtió en un referente global en la materia.

El galardonado con el Premio Joven Investigador Informático de 2018, otorgado por la Sociedad Científica Informática de España (SCIE) y la Fundación BBVA, a sus 30 años puede enorgullecerse de una carrera prolífica en publicaciones (unos 30 artículos en revistas y 40 en congresos) y de contar con una plaza propia en la Universidad de Alicante. Allí es donde empezó su andadura, estudiando Informática. Pronto la investigación le despertó el ‘gusanillo’ y decidió hacer su doctorado.

Entró en un grupo de investigación especializado en música por ordenador. “Yo no sé de música”, reconoce a INNOVADORES. Tampoco las máquinas. Este campo, prácticamente inexistente en todo el mundo, le permitía trabajar en un aspecto de la música que no estaba estrechamente relacionado con la música. ¿Cómo? Utilizando ‘machine learning’ (aprendizaje automático, una rama de la inteligencia artificial) para desentrañar las partituras como si fueran imágenes. Como ahora todo es digital, parece lógico que Calvo se especializase en patrimonio antiguo, que añadía un grado mayor de dificultad a sus estudios.

“Hay mucha gente que trabaja en el tratamiento de imágenes de texto”, comenta. “El concepto es parecido, pero el lenguaje escrito no tiene nada que ver con la notación musical, mucho más compleja porque todos los conceptos se relacionan entre sí”, explica. Concluye: “En música tienes que estar atento a 40 cosas a la vez”.

Una visión diferente

Pronto, el joven español se hizo notar por su particular enfoque. Se dio cuenta de que sus colegas buscaban soluciones concretas a cada partitura. “El problema en los archivos musicales es que cada librito tiene su propia particularidad”, señala. Por tanto, los resultados de cada experto no podían reutilizarse por el resto. “Pensé que no se estaba haciendo ciencia en el sentido de construir algo en base al trabajo de otros”.

Encontró en el ‘machine learning’ la perfecta solución al problema. Corría el 2013, por aquel entonces la inteligencia artificial no era tan popular como hoy. Así estableció una nueva forma de ‘leer’ música, aunque al principio reconoce que le costó convencer a la pequeña comunidad científica que existía en torno al reconocimiento óptico de música. “La idea era rompedora en este campo y los revisores no la entendían”.

Hasta el momento, para reconocer una partitura, se dividía en etapas donde primero se buscaban los símbolos para después tratar de relacionarlos. Calvo se salta estas fases y las unifica en una única, “aún más general”. De esta forma, se puede replicar, aunque cambie la notación musical. “Intento que directamente el algoritmo me diga qué pone”, dice. Además, el sistema de aprendizaje automático aprende también las vinculaciones sin ser programado explícitamente para ello.

Y todo esto, ¿para qué? Calvo tiene en marcha un proyecto basado en su investigación que consiste en transcribir de imagen a formato digital patrimonio hispánico a partir del Renacimiento. “La notación musical que usamos ahora no tiene nada que ver con la del pasado”, puntualiza. En España, la música se hacía de una manera determinada, tan peculiar que hoy “tenemos mucho patrimonio que la comunidad no ha estudiado en profundidad porque es diferente”. Es decir, que no hay expertos y, por tanto, esas partituras hoy no dicen nada.

“Con inteligencia artificial podemos desenterrar un montón de patrimonio en España y América”. Para, por ejemplo, conocer el origen de los cancioneros populares. Para conseguirlo, se estudiará un archivo concreto en Valencia. “Si es exitoso, lo replicaremos a otros lugares”.

Fuente: Innovadores La Razón