El primer algoritmo computacional fue creado por Ada Byron (más conocida como Ada Lovelace) en 1842. Varios trabajos científicos publicados en la década de 1940 introducían lo que posteriormente Alan Turing aterrizaría en los 50: la llegada de la inteligencia artificial; término acuñado allá por 1956. Marvin Minsky, John McCarthy y Claude Shanon, autores del concepto, aventuraron que para los años 80, las máquinas harían todos los trabajos de los hombres.
Con la perspectiva que da el tiempo, y la facilidad de hacer análisis retrospectivos, es obvio que se equivocaron de lleno. Su ambición se adelantó mucho en el tiempo y en el desarrollo técnico de una inteligencia artificial que ha pasado por sucesivas evoluciones y cambios metodológicos, a hombros de tecnologías habilitadoras como la nube, hasta llegar al punto en que estamos hoy: a las puertas de la democratización de la IA en un sinfín de casos de uso.
Un contexto que ha propiciado el nacimiento de una particular entente para acelerar la investigación en la arena de la IA, de forma abierta y colaborativa. Bajo el nombre de la PyTorch Foundation, colosos tecnológicos como AMD, Amazon Web Services, Google Cloud, Meta, Microsoft Azure y Nvidia trabajarán codo con codo para democratizar el acceso a bibliotecas y herramientas de inteligencia artificial, así como otros componentes de última generación relacionados con este campo de trabajo.
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