“Por sus impresionantes descubrimientos científicos y su capacidad para divulgar sus investigaciones e inspirar de este modo a otras personas dentro y fuera de su campo”. Esas son las razones que el jurado alegaba para justificar la concesión del Premio Nacional de Investigación de Holanda a Pablo César, director del Grupo Sistemas Distribuidos e Interactivos del Centro Nacional de Investigación en Informática y Matemáticas de Ámsterdam y antiguo alumno de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Informáticos de la Universidad Politécnica de Madrid, donde obtuvo el título de ingeniero informático en el año 2002.
Desde la Universidad Tecnológica de Delft, donde actualmente desarrolla su trabajo, Pablo César nos habla de su trayectoria investigadora, de las diferencias que percibe entre ambos países en investigación y ciencia o de la valoración que hace de la formación recibida en la UPM, entre otras cuestiones.
Pregunta: Acabas de recibir el Premio Nacional de Investigación de Holanda. ¿Qué supone para ti recibir este galardón?
Respuesta: Es un honor recibir este premio tan prestigioso a la carrera investigadora, y más teniendo en cuenta las razones del jurado (“The jury praises Cesar for his impressive scientific achievements and his ability to communicate his research in an understandable way. Cesar reaches and inspires people inside and outside his field.”). En particular, veo muy positivo que se reconozca mi área de investigación, más centrada en usuarios e interacción, y que quizás no reciba tanta atención en Ciencias de la Computación como debería. Para cualquier investigador, cuyo camino suele ser como una carrera de obstáculos y con muchos rechazos, resulta muy especial recibir reconocimiento por el trabajo realizado.
P: El jurado ha valorado uno de tus trabajos en el Grupo Sistemas Distribuidos e Interactivos del Centro Nacional de Investigación en Informática y Matemáticas de Ámsterdam, que además diriges. Está basado en los problemas fundamentales que hay que abordar en la relación entre la gente y las tecnologías y cómo se puede modelar esta relación. ¿En qué ha consistido tu trabajo? ¿Qué otras líneas de investigación abordáis?
R: El Centro Nacional de Investigación en el que trabajo es un centro puntero único, donde se combinan la investigación en Matemáticas e Informática, con el objetivo final de obtener un impacto fundamental y a largo plazo. Mi grupo se centra en Human-Centered Multimedia Systems, abordando problemas fundamentales sobre cómo modelar y controlar colecciones complejas de elementos temporales que están distribuidos, así como las interacciones de (y entre) los usuarios. Nuestro objetivo es facilitar la manera en la que la gente usa sistemas interactivos y se comunica a distancia a través de tecnología.
El grupo combina ciencia de datos con metodologías empíricas para entender (modelar y predecir) la calidad de la experiencia percibida por los usuarios. El objetivo final es diseñar y evaluar la próxima generación de sistemas multimedia empáticos e inteligentes, poniendo al usuario en el centro. Para conseguir este objetivo nos basamos en datasets y escenarios realistas, salimos del laboratorio al exterior para investigar, y nos centramos en problemas reales y relevantes. Algunas de las áreas de investigación incluyen tele-conferencia en 3D o tecnología “wearable”.
P: Avanzamos hacia un mundo en el que la tecnología juega un papel cada vez más importante en nuestra vida diaria y en el modo en que se gestionan las ciudades, los servicios o incluso la actividad cotidiana. ¿Estamos realmente preparados en las sociedades para hacer frente a los retos que esto supone? ¿Cuáles consideras que son, actualmente, los principales retos que presentan las tecnologías en su relación con los usuarios?
R: Es cierto que avanzamos hacia una presencia ubicua de la tecnología en nuestro día a día. Los sistemas inteligentes están presentes en nuestras ciudades, nuestras casas y nuestros teléfonos. La tecnología está cambiando radicalmente nuestra forma de vivir, obtener información y comunicarnos. Si pensamos en el pasado, la sociedad siempre ha tomado una actitud reactiva; ha reaccionado una vez los problemas han aflorado o la situación se ha convertido en insostenible.
En mi opinión, hay dos principales acciones que deberíamos tomar cuanto antes. Primero, necesitamos cambios en el sistema educativo para que desde niños nos familiaricemos más con la tecnología. Esto no significa sólo aprender sobre tecnología, sino también reflexionar sobre ella, incluyendo sus beneficios y peligros. El riesgo es que al final perdamos el control sobre una tecnología que se suponía estamos inventando para ayudar a nuestra sociedad. Segundo, se debería legislar tomando en cuenta los posibles usos e implicaciones de la tecnología en el futuro, para tratar de proporcionar capacidad de reacción, o incluso anticipación, ante la aparición de potenciales problemas. Yo no creo que tengamos que tener miedo a las máquinas o la tecnología, pero todos tenemos que estar mejor preparados a los cambios que se avecinan.
P: Actualmente, trabajas como profesor asociado en la Universidad de Delft. ¿Qué diferencias encuentras entre el modelo docente e investigador español y el que se puede ver en Europa?
R: La verdad es que mi experiencia en España se limita a ser alumno, en Finlandia fui profesor y alumno, y en los Países Bajos profesor. Me sería complicado comparar de manera objetiva todos estos sistemas. Pero quizás puedo comentar sobre una serie de problemas que sufre el sistema en España, basándome en conversaciones con investigadores:
1. Falta de recursos: no se invierte suficiente en investigación, lo que resulta en situaciones de precariedad laboral para los investigadores y en excesiva dificultad para el personal permanente de obtener financiación. Por ejemplo, en Finlandia y en los Países Bajos es la norma, y no la excepción, tener un contrato de trabajo decente para hacer la tesis doctoral.
2. Exceso de burocracia: no tiene sentido que algunas agencias pidan por ejemplo una copia escaneada de la primera y la última pagina de cada artículo o pedir un certificado de asistencia por cada conferencia, o la excesiva documentación en proyectos de ámbito regional y nacional. Al final del día, los investigadores tienen que dedicar demasiado tiempo a asuntos irrelevantes y administrativos.
3. Evaluación investigadora: para disciplinas como Ciencias de la Computación no tiene mucho sentido que los artículos en ciertas conferencias, con mucho mayor impacto que algunas revistas, no se consideren para evaluar una carrera investigadora. Esto resulta en una falta de incentivo para participar en conferencias que son una de las bases de la actividad científica. Además, la selección de conferencias y revistas que cuentan en los méritos es bastante desafortunada. Al final, todo esto resulta en una ingeniería de publicaciones, dónde los investigadores deciden publicar basándose en unas listas, a veces aleatorias, y no en el impacto real de la investigación.
4. Valor de la tesis doctoral: en España, únicamente los estudiantes que esperan trabajar en academia realizan la tesis doctoral y esta no tiene apenas valor en el mercado laboral. En Finlandia y los Países Bajos, una tesis doctoral ayuda para conseguir mejores puestos de trabajos y con un salario más alto.
P: España, que gasta aproximadamente el 1% de su PIB en I+D+i, necesitaría duplicar su inversión para llegar a la media europea. Como investigador y conocedor de ambos sistemas, ¿cómo valoras el estado de salud de la investigación en nuestro país? ¿Se hace mucho o poco teniendo en cuenta esa diferencia de recursos?
R: A mí me sigue sorprendiendo todo lo que se hace en España con los pocos recursos y los problemas que he comentado. Pese a que no cuente para conseguir puntos, algunos grupos se esfuerzan en publicar y participar en conferencias internacionales, ser parte de organismos de estandarización y tener un impacto real, mucho más allá del número de artículos indexados en los primeros cuartiles. En mi área de trabajo hay centros de investigación como i2CAT y VicomTech (con quienes tengo proyectos) y laboratorios universitarios en la Universidad Politécnica de Madrid (Grupo de Tratamiento de Imágenes), la Universidad de Valencia y la Universidad de Oviedo (Grupo de Sistemas de Distribución Multimedia) con gran proyección e impacto internacional. A mi me sigue sorprendiendo como se puede hacer tanto con tan poco.
P: Estudiaste en la UPM, donde obtuviste el título de ingeniero informático en el año 2002. ¿Por qué elegiste la UPM para cursar tus estudios? ¿Cómo valoras la formación recibida en esta Universidad?
R: Elegí la Universidad Politécnica de Madrid, en Informática, por la reputación y la calidad. Siempre me interesaron las Matemáticas, la lógica y la tecnología, por lo que fue una decisión bastante sencilla. Una vez vi dónde estaba el campus y lo solitario que estaba todo, me lo pensé (ahora las cosas han mejorado mucho). La formación en la facultad era la típica que se esperaba de una ingeniería, con asignaturas comunes en el primer año. Lo recuerdo muy intenso y bastante difícil, pero una educación muy completa (desde bases de datos, compiladores o ingeniería del software) y con muchas prácticas. Esto me ha ayudado mucho en mi investigación posterior.
P: Se debate mucho acerca de la calidad de la formación en nuestro país. En tu caso, ¿has sentido que tu formación en la UPM se ha valorado positivamente en el extranjero?
R: Muchísimo. Yo creo que es evidente que la formación en España es muy buena, simplemente viendo la cantidad de gente que está triunfando en el extranjero. El drama es que: 1) la inversión hecha por todos los españoles en formación, luego es aprovechada en otros lugares (como es mi caso); y 2) es muy difícil volver después de triunfar en el extranjero.
P: Finalmente, ¿qué recomendarías a los jóvenes que quieren estudiar una ingeniería y que ya lo están haciendo, y que además tienen sus miras puestas en un futuro dedicado a la investigación?
Yo la verdad es que he ido construyendo mi camino paso a paso. No soy una persona que sabía desde estudiante que quería hacer investigación. Comencé en Finlandia con una Erasmus, donde hice el proyecto final de carrera y me quedé a hacer el doctorado; después me fui a los Países Bajos al Centro de Investigaciones Científicas, donde ahora llevo mi propio grupo. Mi recomendación es ir paso a paso hacía el objetivo que uno tenga.
En general, mi consejo es encontrar mentores que ayuden; en mi caso esos mentores han sido esenciales en mi carrera. Mi otro consejo es buscar desde el inicio las oportunidades de estancias en el extranjero y en empresas, cosas que ayudan mucho a formarse.
Fuente: UPM