Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Informática

Eduardo Castelló Ferrer, profesor de Robótica de la IE University e investigador afiliado del MIT Media Lab

El reciente fichaje como profesor de robótica de la IE University e investigador afiliado del Mit Media Lab, Eduardo Castelló, explica su visión sobre lo que significa la autonomía y su relación con la empresa.

Lee su entrevista completa en Atlas Tecnológico

Entrevista a Juan Luis Pavón «Canadá nos ha pedido un modelo de IA para gestionar los recursos contra el coronavirus»

Entrevista de Juan Luis Pavón en El Correo de Andalucía a José Luis Salmerón Silvera. Catedrático de Data Science de la Universidad Pablo de Olavide.

Por sus logros en inteligencia artificial aplicada a la salud ha sido elegido para formar parte de un grupo internacional de expertos que elabore un modelo con el fin de afrontar mejor la gestión de los recursos en la lucha contra el coronavirus durante los próximos años.

El teletrabajo forma parte desde hace muchos años de la vida cotidiana de José Luis Salmerón, por la dimensión nacional e internacional de sus investigaciones en inteligencia artificial aplicada. En relación, por ejemplo, con universidades de Estados Unidos, Canadá, Chile o República Checa, bancos como el BBVA o empresas como Tessella, que desde hace escasas fechas cuenta con él como Asesor Principal de su World Class Center Analytics desde España. El Instituto Canadiense de Investigación en Salud, organismo del Ministerio de Sanidad de Canadá, lo ha seleccionado para formar parte de un grupo de expertos que trabaje en aportar un modelo de sistema de inteligencia artificial como soporte a afrontar mejor la gestión de los recursos en la lucha contra el coronavirus. “Ahora estamos en una fase preliminar pidiendo muchos datos a la Organización Mundial de la Salud y a otros organismos y entidades, y recopilándolos, siendo conscientes de que es una situación cambiante. Si conseguimos mucha información de calidad, podremos ampliar ese objetivo”, nos comenta durante la videoentrevista a través de ordenador.

José Luis Salmerón nació en Huelva hace 52 años y reside desde el año 2000 en Sevilla, en el barrio de Los Remedios, desde que empezó a trabajar en la Universidad Pablo de Olavide, primero profesor y después catedrático en el área de Sistemas de Información e Informática de Gestión. Es vicepresidente de la Asociación Internacional de Sistemas Grises y Análisis Incierto.

¿Cuándo le ofrecieron participar en esa investigación aplicada a la crisis del coronavirus?

Me llamaron hace mes y medio desde el Canadian Health Research Institute, por entonces el coronavirus empezaba a extenderse fuera de China. Han elegido a investigadores de Canadá, de Estados Unidos y de otros países. Creo que soy el único español. Estaba previsto que trabajáramos juntos en Ginebra (Suiza) durante el mes de junio, allí está la sede principal de la Organización Mundial de la Salud. Pero, viendo la creciente restricción del tráfico aéreo entre Norteamérica y Europa, creo que lo haremos por videoconferencia conjunta.

¿Por qué le han elegido?

He colaborado bastante con investigadores de Canadá en proyectos de inteligencia artificial aplicada a la medicina. Unos de inteligencia artificial explicativa, otros para medicina de urgencias, etc. Por ejemplo, la aplicación de inteligencia artificial en la evaluación de diagnósticos de patologías como la artritis reumatoide, para que los sistemas informáticos agilicen y hagan más eficiente la atención primaria. El mundo de la inteligencia artificial en el campo de la medicina es prácticamente infinito, porque cada enfermedad, también el coronavirus, tiene muchas fases, de contagio, de tratamiento,… y cada una de las fases tiene sus problemas. Y cada problema es susceptible de una solución o varias con inteligencia artificial. Sobre todo han contado conmigo desde la McGill University, de Montreal, y desde la Laval University, de Quebec. Otro ejemplo: Con una doctoranda de la Olavide, Irina Arévalo, hemos terminado un trabajo, que está a la espera de publicarse en una revista científica, sobre cómo generar un modelo de inteligencia artificial más eficiente para el diagnóstico en cáncer. Se ha hecho usando bases de datos de diversos hospitales, pero sin disponer ni difundir la identidad de los pacientes.

¿Echa en falta en España lo que ha hecho Corea del Sur para que toda su población afronte la prevención del coronavirus teniendo aplicaciones en sus teléfonos móviles?

He visto algo al respecto y es muy interesante lo que han logrado. La información es poder. Cuando el ciudadano tiene información buena sobre lo que realmente ocurre a su alrededor, puede actuar en consecuencia. En España, y no quiero señalar a nadie en concreto, hay poderes públicos que no confían demasiado en el ciudadano. Consideran que hay que protegerlo de la información. Y yo creo que cuanto más sepamos, más racionalmente y más coherentemente podemos funcionar individual y colectivamente.

¿El impacto de la catastrófica crisis sanitaria y económica del coronavirus va a cambiar las prioridades en España y por fin lo serán la ciencia y la innovación?

¡Ojalá!. Que seamos una sociedad y un país organizado para ser fuertes en los factores más estratégicos. La crisis del coronavirus también va a evidenciar la debilidad de nuestra economía al basarse en industrias como el turismo. Y España tiene mucho que dar al mundo en investigación y ciencia, porque hay muchísimos profesionales muy buenos. Cuanto más contacto tengo con empresas, más lo voy viendo. Hay españoles buenísimos a los que numerosas veces no se les valora. Grandes profesionales a los que se podría aprovechar. En España tenemos gente brillante, de genialidad, a la que no se cuida, mientras que en otros países tienen mucha gente muy bien organizada y basan sus logros en su capacidad organizativa.

Un ejemplo que le gustaría ver materializado en España.

Alemania es una gran potencia porque tiene entidades como el Instituto Fraunhofer que solo se dedica a investigación aplicada, no a formación, y cuenta con tales medios que puede dedicar mil investigadores a una sola temática.

¿Cuáles son sus orígenes personales?

Mis raíces están en Huelva. Mi padre ya está jubilado, era un empleado de la Empresa Nacional de Celulosas (ENCE) y, gracias a su gran capacidad de trabajo y aprendizaje, aunque no tenía una carrera superior llegó a ser el encargado del mantenimiento mecánico de toda la fábrica de Huelva. Mi madre siempre ha ejercido de ama de casa, se encargaba de mi hermano y de mí, yo soy el mayor de los dos. Estudié en el Colegio Funcadia, de los jesuitas. Algunos de mis amigos fueron compañeros de clase allí desde los cinco años de edad.

¿Qué le encaminó hacia la informática?

Tengo dos carreras y dos doctorados porque inicialmente elegí hacer Económicas, pensaba que era lo mejor a nivel profesional. Y en quinto curso estaba la asignatura de Informática de Gestión. Ahí descubrí el mundo de la informática y me apasionó. Con los ahorros de mis primeros trabajos temporales me compré un ordenador y empecé a participar en proyectos de investigación. Y al acabar Económicas decidí matricularme en la carrera de Ingeniería Informática. Saqué muchas mejores notas en la segunda que en la primera, lo viví con más espíritu vocacional.

¿Cuál fue su primera experiencia laboral?

En Caja Huelva, haciendo una sustitución de verano como cajero en una de sus sucursales bancarias. Tiempo después trabajé como gerente en el Colegio de Economistas en Huelva. Hasta que me centré en plantearme retos mayores en mi desarrollo profesional, dejé ese empleo para dedicarme a fondo al segundo doctorado y aspirar a una plaza de profesor universitario. La primera a tiempo parcial la conseguí en Sevilla. Recuerdo el sueldo, 45.000 pesetas al mes. Después estuve tres años en la Universidad de Huelva y en el año 2000 pude promocionar a una plaza mejor en la Universidad Pablo de Olavide, donde sigo trabajando como catedrático a tiempo completo, además de mis colaboraciones con empresas a través de convenios de transferencia tecnológica que se articulan con mi universidad.

¿Y su primera actividad internacional?

En la Texas Tech University, en la ciudad tejana de Lubbock. Nunca podré olvidar que el 11 de septiembre de 2001, a las tres de la tarde, estaba tramitando mi visado en Madrid, dentro de la Embajada de EEUU en España, cuando vi en un televisor los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York. Tenía los billetes de avión para volar al día siguiente. Tras una semana de cancelación, pude viajar en avión a EEUU el 20 de septiembre. Mi periodo de tres meses como investigador en su Departamento de Sistemas de Información y Ciencias Cuantitativas fue muy interesante aunque el momento no era el idóneo. Descubrí una forma diferente de trabajar, más colaborativa, más abierta, y también más competitiva.

¿Siempre ha tenido predisposición por la colaboración Universidad-Empresa?

Sí, porque, como ingeniero, me gusta solucionar problemas. Siempre enfoco mis investigaciones y proyectos a su aplicación efectiva en el mundo real. Además, esa transferencia le reporta ingresos a mi universidad. Por ejemplo, con la empresa GEA21, y a través de la Corporación Tecnológica de Andalucía, elaboré un modelo de inteligencia artificial para gestionar los datos y, mediante lógica difusa, mejorar la estimación de impacto ambiental en los estudios que se hacen para la realización de cualquier gran obra de ingeniería civil (carreteras, embalses,…). Para Endesa Ingeniería participé en elaborar un modelo de eficiencia energética para la construcción de edificios. Para una empresa de tiendas diseñé un algoritmo que les permitiera comprar de modo más equilibrado qué productos debían tener para abastecer a sus establecimientos comerciales, al ser productos cuya venta depende mucho de las tendencias, y teniendo en cuenta los diversos factores que influyen de modo distinto en el rendimiento de cada tienda.

¿Qué es Tessella, donde ha empezado a colaborar?

Es una empresa centrada en analítica avanzada e inteligencia artificial. Fue fundada desde la Universidad de Oxford. La compró Altran, multinacional tecnológica francesa. Tessella forma parte de lo que llaman los World Class Center Analytics, yo estoy vinculado al que tienen en España y lidero como asesor senior la vertiente científico-técnica de algunos proyectos, mediante acuerdo de transferencia tecnológica desde la Universidad Olavide con ellos. Y hace escasos días se ha confirmado que Capgemini ha adquirido Altran, por lo que ahora mi vinculación es con un grupo empresarial francés aún mayor. Desde Altran, contactaron conmigo para que trabajara con ellos en un proyecto de investigación y desarrollo en inteligencia artificial para Airbus que es técnicamente bastante complejo.

Cuando se integra en equipos de trabajo para proyectos en temáticas tan distintas como la obra civil, la medicina, la aeronáutica, el comercio, ¿cómo adquiere los conocimientos sobre un sector o actividad en concreto?

Cuando yo afronto un problema, normalmente no soy el experto en ese sector. Yo no soy médico, ni ingeniero de caminos, ni lo pretendo. Siempre trabajo a fondo con un interlocutor, de esa empresa, o de ese hospital, para llegar a entender la parte del problema que necesito saber para darle una solución desde el ámbito de la inteligencia artificial. Además, busco publicaciones de expertos de mi propio campo que hayan trabajado en algo similar. Busco qué soluciones se le han dado a problemas similares, si los hay.

¿Todo va a estar organizado mediante modelos de inteligencia artificial?

Es una pregunta que se hace mucha gente. Un sistema de inteligencia artificial bien entrenado es capaz de decirte inmediatamente haz esto o haz aquello. Y vamos a estar relacionándonos con máquinas que no sabemos por qué hacen lo que hacen, porque muchos algoritmos son ‘cajas negras’ cuyo funcionamiento solo es entendible por un científico de datos. De ahí nace un proyecto de inteligencia artificial explicable que he hecho recientemente para una entidad financiera. Con el fin de cumplir la normativa europea que impide denegar un préstamo a una persona si no es capaz de explicarle por qué. Es decir, un algoritmo, que no te da ninguna explicación, no puede denegar un servicio financiero.

¿Y cómo se resuelve?

He desarrollado un algoritmo para que a cada persona se le pueda explicar objetivamente por qué no le dan el préstamo, y comparándolo con una especie de gemelo artificial conformado solo por datos, que fuera el conjunto de datos más parecido posible, al que sí se le concede el préstamo. Y que eso permita mostrar la diferencia en variables como renta, gastos, etc.. Es un avance que permite orientar al cliente para señalar qué debe hacer en cada variable para conseguir sus metas.

¿Cómo se introduce la ética en la inteligencia artificial para evitar sesgos de género, raciales, ideológicos, socioecónomicos,…?

Es una tendencia actual muy importante, respaldada por la normativa europea de protección de datos. Además del proyecto de inteligencia artificial explicable que he comentado, también participé en uno sobre sesgo y justicia. Porque existen sesgos en los modelos y los datos que no generan injusticia, pero causan que las métricas no funcionen bien. Para anticiparnos a cuestiones como la siguiente: Si a un porcentaje de hombres se les deniega el préstamo, ¿debería negarse o no en la misma proporción a mujeres del mismo nivel económico y que tienen condiciones similares? Se establece un algoritmo para evitar que haya discriminación por ese factor.

¿Qué nos aguarda en la transformación digital de la banca?

El sector bancario está introduciendo la tecnología a niveles impresionantes. Cada banco va a tener un corazón de inteligencia artificial y es el que va a decidir, obviamente con la dirección de técnicos, pero va a hacer toda la operativa. Por eso es constante la reestructuración de sus servicios tradicionales, la red de sucursales ya no produce apenas negocio bancario. El Instituto de Empresa ha contado conmigo para que este verano imparta un curso internacional online, en inglés, sobre la revolución tecnológica en las finanzas.

Acostumbrarnos a que otros piensen y decidan por nosotros siempre ha sido un gran riesgo. ¿Cómo va a influir en las capacidades mentales de los seres humanos que deleguemos mucho en la inteligencia artificial?

El peligro es que deleguemos parte de nuestra capacidad cognitiva a los sistemas. Todo lo que no se usa, se atrofia. Y que nos volvamos dependientes, en cierto grado, de las máquinas, e incurramos en el futuro en una especie de minusvalía cognitiva. Por eso hay un enfoque en boga, lo que se llama inteligencia artificial aumentada. Te da una capacidad para llegar más allá de lo que el humano puede hacer físicamente. Por ejemplo, con realidad aumentada. Ese enfoque es interesante. Pero todo lo que sea volvernos perezosos en las capacidades que ya tenemos, a corto plazo no se notará, pero a medio o largo plazo puede significar que nos relajemos tanto que dejemos de tener esas capacidades y que nos volvamos dependientes de las máquinas.

Muchos informes señalan que hay gran escasez de expertos en ciencia de datos, el ‘data science’, y están muy demandados. ¿Le llegan muchas propuestas para ficharle?

Es frecuente encontrar en mi buzón digital ofertas de trabajo, desde Berlín, Londres, etc., Me agrada ese interés. Mi intención es seguir en la Olavide y concretar algunos de esos ofrecimientos en proyectos de colaboración. Porque la mayoría de las propuestas son para irme a trabajar y vivir fuera de modo permanente. En la ley española de universidades la opción de conseguir una excedencia es una porquería, y solo para dos años. Y para solo dos años, no me cambio. Si fuera para diez años, sí me lo plantearía.

¿También le llegan propuestas desde el sector empresarial andaluz?

Cuando empecé en Sevilla no encontraba interés en investigaciones aplicadas, y decidí buscar sobre todo en Madrid, donde hay muchísimas empresas y, aunque haya competencia, son mayores las posibilidades de acordar a través de la universidad proyectos de transferencia de tecnología.

A su juicio, ¿cómo ha evolucionado la sociedad sevillana durante los veinte años que forma parte de ella?

Poco a poco se está convirtiendo en una sociedad con identidad más abierta, internacional y cosmopolita, y eso es bueno. Cuando llegué en el año 2000 era demasiado tradicional. Ahora su juventud tiene más interés en entender el mundo y en participar en él. Eso es compatible con tener muy presentes sus fiestas. A mí me encanta la Feria.

Fte: El Correo de Sevilla

Entrevista a Joaquín Peña: «La crisis actual ha supuesto un «salto cuántico» en lo que a digitalización laboral se refiere»

El diario Ciber Sur entrevista Joaquín Peña, Doctor en Ingeniería Informática y profesor en la Universidad de Sevilla  e investigador en productividad personal.

Gracias a sus conocimientos en esta última materia, Joaquín Peña ha dado forma a la Metodología FAST, una serie de consejos y herramientas con las que sacar el máximo rendimiento a la experiencia de trabajar desde casa.

El periodista José Muros recoge sus reflexiones:

En estas semanas en las que muchos trabajadores han tenido que reconvertir sus hábitos para realizar sus labores desde casa, muchos han empezado a hablar de FAST como herramienta para ser más productivo pero, ¿qué es esta metodología?

FAST es el mejor sistema para organizar el trabajo, individual y grupal, adaptado a los tiempos que corren. Lo hemos diseñado en base a estadísticas, trabajo con empresas y resultados de divulgación científica, y ya está siendo utilizado en muchas empresas del Ibex 35. Además, se han realizado más de 300 talleres en los últimos años y hay miles de personas que se están formando actualmente para poner en práctica este método.

¿Cuáles son las claves principales de la Metodología FAST?

Este sistema está estructurado en torno a cuatro grandes bloques: pautas para priorizar el trabajo, en un contexto en el que hay muchas opciones y hay que priorizar qué es prioritario y qué no; otra serie de normas para organizar las tareas individuales y coordinar el trabajo en equipo; pautas para mantener el control de la información que recibimos, a la vez que mantenemos ordenado nuestro estilo de vida (por ejemplo, haciendo deporte o durmiendo bien); y un último bloque para centrar esfuerzos en resolver los objetivos más importantes en un mundo plagado de interrupciones.

A su juicio, ¿cuáles son las ventajas y los inconvenientes que tiene el teletrabajo?

¿Ventajas? Hay muchísimas. En las oficinas abiertas hay muchas interrupciones, que alcanzar hasta el 85% del día si sumas las interacciones con otras personas, de manera física o virtual. Cuando estás en casa es más fácil concentrarse y priorizar mejor las tareas.

También al nivel de reuniones, cuando se celebra una reunión por videoconferencia se tiende a ir más al grano y a ser más eficaces. Por otra parte, estas reuniones obligan a sus participantes a tomar notas y, al disponer de todo por escrito, son capaces de organizarse mejor.

El principal inconveniente que tiene el teletrabajo está relacionado con esta última ventaja: hay que saber autoorganizarse. Es necesario ser estricto con los horarios ya que, al mezclar la parte personal con la profesional, se puede difuminar la frontera entre ocio y trabajo.

¿Qué sectores son los que permiten trabajar desde casa con mayor facilidad?

Todos los que tienen que ver con trabajo de conocimiento. Sectores en los que se trabaja con información y donde existe el nivel de digitalización adecuado. Todo se puede hacer ya digitalmente: reuniones, documentos conjuntos, organización del trabajo, etc.

Incluso sectores en los que es necesaria una interacción directa entre personas se pueden digitalizar: es el caso de los psicólogos o médicos, por ejemplo.

Los ámbitos en los que es más difícil teletrabajar son los relacionados con trabajos manuales, en los que entran en juego bienes físicos.

¿Cuáles son las principales herramientas informáticas que se utilizan para teletrabajar? ¿Son muy específicas o un usuario de a pie ya cuenta con ellas … aunque no lo sepa?

Hay muchas herramientas, pero las más destacadas se pueden aglutinar en tres grupos: las que permite compartir documentos, como Google, Excel, etc; los canales de comunicación para chatear y hacer videoconferencias, al estilo de WhatsApp, Teams o Hangout; y las herramientas de gestión de tareas tipo Microsoft Planner o Trello. Algunas de estas herramientas son gratuitas, o han empezado a ofrecerse de manera gratuita a raíz de la crisis del coronavirus.

La mayor parte de ellas ya las tiene el usuario de a pie y son muy fáciles de utilizar.

¿Qué acogida están teniendo las pautas sobre productividad que difunde por redes sociales y que, incluso, le han llevado a realizar diferentes Masterclasses en YouTube?

Pues la acogida está siendo bastante positiva. Los vídeo en YouTube ya están llegando a las mil visualizaciones, está habiendo bastante difusión en Twitter, y son muchas las personas que me mandan mensajes para darme las gracias.

Visto el recibimiento, tengo claro que esto no puede quedar aquí. Vamos a seguir organizando masterclasses sobre cómo priorizar tareas en momentos de crisis como el actual, o sobre cómo organizar una jornada para mantener el equilibrio emocional y físico a la vez que se sigue siendo productivo.

En esta reconversión forzosa hacia el teletrabajo motivada por la crisis del coronavirus, ¿qué situaciones se está encontrando entre los teletrabajadores?

Me encuentro de todo: desde personas con un bajo nivel tecnológico que tienen que arrancar con herramientas básicas, hasta otras con muchos conocimientos que empiezan a usar aplicaciones y plataformas de lo más novedosas. Llevamos tiempo hablando de la necesidad de digitalizarlo todo, y esto está siendo una digitalización forzosa; hemos dado un “salto cuántico”. Ideas que se planteaban para el futuro se han empezado a implementar en apenas un fin de semana.

Denos algún consejo para trabajar desde casa … y no morir en el intento

Un consejo muy básico es hacer un listado de los proyectos y objetivos que tenemos en marcha, junto con otro de los asuntos personales de los que nos debemos encargar. Hay que saber ordenar estas tareas en base a su importancia , y no dejar nunca de lado la formación.

Cada día, a primera hora, debemos revisar esos proyectos, dedicar un 20% a los más importantes, y un 80% a los restantes. Esos mismos porcentajes los tenemos que mantener a nivel personal de manera que, por la tarde, tengamos un 20% para nosotros (ocio, hobbies, estar en compañía de otras personas, etc) y un 80% para responsabilidades.

También es muy importante realizar actividad física. Es recomendable dedicar entre 10 y 30 minutos, ya que el ejercicio físico aumenta tanto el estado inmune del organismo como el ánimo de quien lo practica.

¿Qué opinión tiene sobre el actual auge del teletrabajo en nuestro país?

Lo que veo, ilusiona. Supone un salto adelante en la forma de trabajar, que va a aumentar la productividad de manera importante, y creo que en España somos muy innovadores y somos capaces de aprovechar las situaciones difíciles para crear; por algo hace 500 años éramos la principal potencia mundial en innovación; yo pienso que, en la actualidad, esa cultura sigue estando ahí.

Puedes acceder aquí al canal donde el profesor difunde sus sesiones sobre productividad: https://www.youtube.com/user/joaquinpena34

Autor: José Muros

Fte.: Cibersur

«Muchas cosas suenan futuristas, pero son presente y la necesidad de más informáticos cualificados es urgente»

ENTREVISTA a Alexander Mendiburu, Decano de la Facultad de Informática de la UPV/EHU, en el periódico DEIA.

La de Donostia fue una de las tres primeras facultades de Informática en el estado. Y cuatro décadas después sigue reinventándose para formar a los ingenieros que diseñarán el futuro. Su decano no se atreve a avanzar lo que veremos, pero asegura que viene «a toda velocidad».

¿Hay alguna facultad que haya tenido que reciclarse más?

-Los estudios de Informática tienen 40 años, que no es nada en comparación con otros, pero los cambios han sido enormes.

¿Por ejemplo?

-La tecnología. Hoy en día tenemos dispositivos como los teléfonos móviles, con capacidades similares o superiores a las de un PC de hace diez años. En cuanto a las comunicaciones, en quince años hemos pasado a tener conexiones mil veces más rápidas.

La de Donostia es una de las tres primeras facultades del Estado junto a las de Madrid y Barcelona. Cuando las cosas van tan rápido, si quieres seguir siendo alguien te tienes que poner las pilas. ¿Cómo están ahora?

-En 2017 llevamos a cabo un proceso de reflexión estratégica. Como universidad pública siempre nos ha preocupado formar profesionales con una base muy sólida. Para poder seguir el ritmo vertiginoso de la informática es imprescindible tener una buena base que nos permita adaptarnos a los cambios tecnológicos.

Cambios que van a ser constantes.

-Efectivamente. Pero si la base informática, conocimientos de programación, matemáticas, arquitectura… es buena, si se comprende cómo funcionan los ordenadores, los sistemas y las comunicaciones, podremos asimilar rápidamente los cambios; por ejemplo, aprender un nuevo lenguaje de programación. Por ello, los primeros cursos están diseñados para proporcionar unos cimientos sólidos.

Eso chocará con las expectativas de quienes lleguen…

-Inicialmente sí. De hecho, cuando llegan esto es lo que les sorprende. Se les informa, se les pide un poquito de paciencia y, poco a poco, en el segundo curso, empiezan a ver ámbitos de comunicaciones, de sistemas, de programación, de métodos estadísticos…. Es a partir de tercero cuando se elige la especialidad que más le atrae.

¿Qué ha cambiado en su facultad fruto de esa reflexión de 2017?

-Constatamos que en los últimos diez o quince años, los diferentes grupos de investigación de la facultad habían ido desarrollando sus actividades en el ámbito del análisis de datos [Big data], la visión por computador, el procesamiento del lenguaje natural o la robótica. Es decir, que estábamos generando conocimiento en ramas asociadas al ámbito de lo que hoy en día conocemos como Inteligencia Artificial. Y tomamos la decisión de diseñar un grado nuevo, en Inteligencia Artificial que se pondrá en marcha en septiembre, para el curso 2020-21, con una oferta de 40 plazas. Pese a que aún no está abierto el plazo de inscripción [se hará en breve] hemos recibido múltiples consultas solicitando información. Es un grado con muchas oportunidades.

¿Hay paro en la informática?

-No hay paro en informática. Existe una necesidad urgente por parte de empresas y entidades. A modo ilustrativo, nuestra facultad tiene acuerdos con cerca de 100 empresas para la realización de prácticas voluntarias y anualmente ofertan en torno a 200 prácticas, quedando la mitad de ellas desiertas. Y esta misma tendencia se repetirá para la Inteligencia Artificial.

Informática es una ingeniería más pero parece que antaño no tuviese esa consideración y resulta que hoy, el resto de ingenierías confluyen hacia la ingeniería informática.

-La revolución tecnológica está cada vez más presente, los sistemas son más complejos, y los responsables de las entidades y empresas se han dado cuenta de que necesitan profesionales con formación específica. Capaces, además, de interactuar con profesionales de otros perfiles, como ingenierías industriales o electrónicas.

Que han estado más de moda…

-Sí, sí. Está relacionado, en gran medida, con el tipo de empresas que tenemos, pero informática es una carrera que tiene mucho tirón. El pero que tenemos, y trabajamos para tratar de cambiar la situación, es el poco interés que los estudios de informática suscitan en las chicas. Y no es un hecho aislado, sino a nivel mundial.

¿Y hay una explicación para esto?

-Los motivos no están claros. Quizás los estereotipos suelen asociarse a una persona que está solo relacionada con el ordenador, en un sótano….

¿Frikis? ¿Es usted un friki?

-Quiero pensar que no. Los informáticos son gente de lo más normal.

¿Qué nota es necesaria para entrar?

-No existe de momento nota de corte en convocatoria ordinaria. Dada la necesidad de profesionales, los estudios se ofrecen en muchas universidades y campus. En la UPV/EHU, además de la Facultad de Donostia, también se oferta un grado en Bilbao y en Gasteiz, para impedir, por ejemplo, que situaciones económicas desfavorables limiten las opciones de quienes quieran cursar estudios. Y aparte de la pública, también está la privada.

Esto nos lleva a la competencia.

-Por eso ese proceso de reflexión. Siempre hemos sido, y lo digo humildemente, referencia en el ámbito de la informática y queremos seguir siéndolo. Son grupos de investigación consolidados, con proyección internacional. En un entorno tan cambiante, tener grupos que investigan dos pasos más adelante hace que sus conocimientos se trasladen a diferentes asignaturas, sobre todo optativas, que permitirán a los estudiantes formarse en tecnologías muy actuales.

En muchas carreras se dice que un grado sin máster sirve de poco. Pero en Informática no sucede eso y parece que sin hacer el máster cualquiera se coloca a trabajar.

-Efectivamente. Teniendo en cuenta la demanda actual, los graduados se pueden incorporar rápidamente al mercado laboral.

¿Es algo vocacional la informática?

-Estudiar una carrera universitaria porque está «mal visto» no tener estudios universitarios, sin otro motivo, me parece un error. Una vez finalizados los estudios comenzarás un recorrido laboral de 40 años y si tu profesión no te gusta, difícilmente vas a progresar como profesional. La UPV/EHU y el Gobierno vasco están desarrollando acciones para mejorar la orientación que reciben los estudiantes de bachillerato, con el fin de ayudarles a acertar con sus futuros estudios.

¿Y la relación con el sector privado?

-Uno de nuestros ejes de actuación principal es mantener una relación directa y fluida con las empresas. Gracias a ello, los estudiantes pueden realizar prácticas desde segundo curso. Además, en 2019 hemos inaugurado tres aulas universidad-empresa con entidades y empresas que han mostrado su compromiso con la facultad: Eurohelp, BCAM o Innovae. Esta última, por ejemplo, es una empresa puntera en el ámbito de la realidad virtual y aumentada. Estas tecnologías se están implantando en varios ámbitos y traen consigo una revolución.

¿Algún ejemplo?

-En la realidad aumentada, un usuario podrá visualizar a través de un dispositivo como podrían ser unas gafas, una parte del mundo real sobre la que se superpone información gráfica. En un entorno industrial podríamos recorrer con la vista una cadena de montaje recogiendo información en tiempo real sobre el estado de diferentes máquinas y sensores.

¿Y eso ya lo tienen?

-Suena futurista pero es presente. Y es una oportunidad docente que no podemos perder. Es decir, tenemos que ayudar a formar profesionales capaces de trabajar y desarrollar estas tecnologías.

Fuente: Deia

Podcast | Entrevista a Chaume Sánchez CTO de GeeksHubs

Chaume Sánchez y GeeksHubs, de ‘coworking techie’ a formar a los CTO del futuro

Chaume Sánchez, CEO de GeeksHubs, un espacio que desde su nacimiento como un coworking techie ha generado una fuerte comunidad vinculada a la tecnología. 

En este podcast Estefanía Pastor entrevista a Chaume Sánchez, CEO de GeeksHubs, un espacio que desde su nacimiento como un coworking techie ha generado una fuerte comunidad vinculada a la tecnología. 

Ingeniero informático por la Universidad Politécnica de València ha emprendido otros proyectos como Bandness. En esta entrevista, cuenta sus éxitos y fracasos y cómo trabajan para ayudar a las empresas a abordar su transformación digital formando talento.

Accede al enlace para escuchar la entrevista.

Fuente: Valencia Plaza

Entrevista a Ricardo Baeza-Yates, Premio Nacional de Informática

La sabiduría de las masas es falsa porque la gente activa en la Red es una minoría, según explica el experto.

Todo lo que hay en Internet es obra de unos pocos. Unos «pocos» que son decenas de millones de personas, pero que solo representan un porcentaje pequeño del total de usuarios. La web es un océano infinito que cubre toda la Tierra, pero la gente que la alimenta cabría en una isla.

Menos del 1% de usuarios de Internet crea más del 50% del contenido. «Si tomas cualquier segmento de tiempo determinado, el porcentaje de gente activa en Internet seguro que es menos del 10%», explica el profesor chileno Ricardo Baeza-Yates. «Lo he visto en lugares donde he trabajado. La mayor parte de gente en internet, en las redes sociales sobre todo, está de mirón, sin hacer nada. Ni siquiera hace un like. No genera datos para internet, que no es lo mismo que estar activo. La gente que contribuye, que hace un like, podría ser un 10%, pero quienes hacen un tuit o un post o cuelgan una foto, van a ser menos», añade.

En distintos trabajos, Baeza-Yates ha encontrado que un 4% de los usuarios activos escribe las reseñas en Amazon («y eso que un mes después de publicar el artículo Amazon empezó a perseguir las reseñas pagadas, con lo que el número real es menor»), un 2% de usuarios escribe la mitad de tuits en Twitter y que la primera versión de la mitad de entradas de la Wikipedia en inglés fue creada por un 0,04% de sus usuarios registrados, unas 2.000 personas. «Y fue porque les pagaron, porque quién participa en algo que está vacío», dice Baeza-Yates.

En internet también funciona una ley humana que la sabiduría popular española conoce bien: uno hace, muchos miran. «Es el sesgo de actividad: pocos trabajan y muchos no hacen nada. En cualquier actividad humana, se ve este sesgo. Pocos tiran, los otros siguen», explica Baeza. Es un fenómeno tan establecido que tiene un nombre: la ley de Zipf.

«La consecuencia más importante de este fenómeno es que la sabiduría de masas es una ilusión», dice Baeza-Yates en una conversación con EL PAÍS en Madrid, donde acudió para participar en la inauguración de la sede de la factoría de inteligencia artificial del BBVA. Baeza-Yates es también premio Nacional de Informática en investigación industrial y transferencia tecnológica 2018, director de programas de posgrado en ciencia de datos en el campus de Silicon Valley de la Northeastern University, catedrático de la Universitat Pompeu Fabra y jefe de tecnología de NTENT, una compañía de búsquedas en Silicon Valley, donde vive.

La sabia masa de internet no es por tanto todos los humanos que usan la red, sino quienes generan contenido. «Es la sabiduría de la gente que está haciendo cosas. Si hay grupos que quieren manipular en Twitter en Estados Unidos, en Facebook en Filipinas o WhatsApp en Brasil tienen mucha potencia porque hay muchos que no hacen nada, que solo miran», explica.

Baeza-Yates cree que un rasgo a menudo común de los usuarios más activos es que son «los malos», como en los casos de Filipinas, Brasil o Estados Unidos. «La gente que quiere manipular es más activa que la que no quiere manipular», dice, «por una razón sencilla: la gente que quiere manipular tiene un objetivo y por tanto una motivación para actuar, mientras que la mayoría de la gente no tiene ni siquiera la motivación para participar». Las ganas de fastidiar son un incentivo maravilloso en un mundo donde la mayoría solo se asoma.

Estos hallazgos forman parte de una larga investigación de Baeza-Yates sobre los sesgos en la web. Como el ya canal principal de comunicación humana, los sesgos que produce internet están destinados a marcar muchas de nuestras decisiones futuras. Los pocos usuarios activos son un sesgo habitual que tenemos cuando creemos que lo que leemos en Twitter es lo que «cree la gente». Es el sesgo de actividad. Pero hay más.

La profundidad de internet

¿Qué hay en el fondo de internet? La sensación real de que en internet está todo no sirve para las cosas que no sabemos que existen. ¿Cómo sabe Netflix que una película no gusta si ni siquiera la ha enseñado a un grupo suficiente de usuarios para que decidan si quieren verla? Algo parecido pasa con los resultados de las búsquedas, más ahora cuando Google intenta que los usuarios no abandonen su página para ver lo que buscan. ¿Quién se molesta en ir a mirar el resultado 35 de una búsqueda? Una página puede subir en los resultados gracias a enlaces y otros criterios, pero la competición es cada vez mayor.

«Este sesgo de presentación o exposición es el más grave. Es imposible enseñar todo a todo el mundo para que decida», dice Baeza-Yates. Y tampoco es trivial calcularlo: ¿a quién se enseña lo que nadie ve? Por ejemplo, una película polaca en Netflix. Si se le muestra aleatoriamente a un 5% de los usuarios norteamericanos, ¿son esos representativos para luego enseñarla a más? «¿Y por qué en ese caso solo un 5%?», se pregunta Baeza-Yates. «Porque pierdo dinero», responde. Si Facebook se arriesga a enseñar más de un 5% de los posts que nadie presuntamente quiere ver, se arriesga a que los usuarios tengan menos interés y acaben viendo menos anuncios en los que clicar.

La larga cola de internet, donde cada cual tenía lo que quería porque colgar un libro o una película era casi gratis, se ha convertido en el «desierto digital». «La web se ha hecho casi infinita y ha crecido mucho más rápido que el número de personas conectadas a Internet», dice Baeza-Yates. En un artículo de 2015, intentó encontrar umbrales aproximados de ese desierto. Un 1,1% de los tuits son escritos por gente sin seguidores, decía Baeza-Yates, y un 31% de los artículos de la Wikipedia modificados en mayo de 2014 nunca fueron visitados en junio. «El tamaño de ese desierto digital probablemente esté en la parte baja de esa franja 1%-31%», dice Baeza-Yates. Y creciente.

Autor: Jordi Pérez Colomé

Fuente: EL PAÍS

Entrevista a Mario Piattini Velthuis, catedrático de la Escuela Superior de Informática (ESI) de la UCLM

Doctor y licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, y licenciado en Psicología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Mario Gerardo Piattini Velthuis es socio fundador de varias empresas, entre ellas DQTeam y AQCLab, spinoffs de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Ha sido director del Centro Mixto de Investigación y Desarrollo de Software UCLM-Indra, coordinador del Área de Ciencias de la Computación y Tecnología Informática de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP), y director del Instituto de Tecnologías y Sistemas de Información (ITSI) de la UCLM.

Catedrático de Universidad de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Escuela Superior de Informática (ESI) de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), donde dirige el grupo de investigación Alarcos, Piattini está especializado en Calidad de Sistemas de Información. Ha sido elegido entre los 15 Top scholars in the field of systems and software engineering (2004-2008) y entre los 15 Most active experienced software engineering researchers (2010-2017), además de ser Premio Aritmel por la Sociedad Científica Informática de España (SCIE).

1. A lo largo de su trayectoria profesional, ¿qué decisión ha tomado que haya tenido como consecuencia un mayor grado de innovación?

Ha habido una decisión que he tomado de forma periódica, y ha sido prestar atención a las técnicas que proponen los centros de investigación y las universidades, y que al principio parecen demasiado “teóricas” o poco realistas, y que al final se terminan imponiendo con una enorme repercusión empresarial. Esto sucedió en informática, por ejemplo, a finales de los años ochenta con las bases de datos relacionales y el lenguaje SQL; en los noventa con la orientación a objetos, y en la década pasada con temas relacionados con la calidad del software y de los datos.

2. ¿Cuáles son las claves para culminar con éxito un proceso innovador?

Creo que la clave está en el equipo que lleva a cabo el proceso innovador. La innovación requiere muchas actitudes y aptitudes diferentes, y con distinta intensidad según la fase del proceso innovador. Por tanto, es fundamental poder reunir personas que dispongan de todas las habilidades y características necesarias para alcanzar el éxito; y que además de ser complementarias y saber colaborar de manera efectiva, actúen como un verdadero equipo con una misma visión.

3. Tres consejos para quienes estén dispuestos a abordar cambios, acciones o procesos innovadores en su empresa o entorno.

En primer lugar, identificar de manera clara la necesidad de innovar y el valor que pueden aportar para la organización las acciones innovadoras, teniendo en cuenta al “cliente” de la innovación. En segundo lugar, analizar con cuidado la mentalidad y la cultura de la organización a la hora de plantear el proceso innovador de manera que se pueda adaptar a esa cultura y no provocar rechazos, pudiendo así  llevar a cabo una adecuada gestión de riesgos. Y por último, aunque sea repetitivo, pero insisto en que en mi experiencia es uno de los factores clave, contar con un equipo humano variado y capaz.

4. ¿Cuál es, a su juicio, la mayor innovación que ha tenido lugar en los últimos 50 años en todos los ámbitos?

La mayor innovación en los últimos 50 años la han aportado los ordenadores personales e Internet, que han puesto la revolución informática al alcance de toda la humanidad. De hecho, en la actualidad el software forma parte de nuestras vidas, está en todos los aparatos que manejamos, medios de transportes, equipos médicos, sistemas de administración,  en el arte y en cualquier industria relacionada con el ocio y el entretenimiento. Incluso resulta fundamental en las relaciones personales y nuestra forma de vida. No sólo la economía y el bienestar de las naciones dependen estas innovaciones, sino que también nuestra propia civilización.

Autor: Pablo Garcinuño

Fuente: Innovaspain.com

Óscar Corcho: «Todavía hay mucho camino por recorrer en proyectos de datos abiertos»

El Gobierno de España puso en marcha la pasada semana un portal de transparencia, que complementa el servicio que ya presta desde hace unos años el portal de datos abiertos datos.gob.es. Óscar Corcho, profesor del Departamento de Inteligencia Artificial de la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid y especialista en datos abiertos, declara en una entrevista con Tendencias 21 que «todavía hay mucho camino por recorrer» en esta cuestión. LEER MÁS »